También te decimos por qué movemos los brazos al correr.
A principios de este año se publicó un estudio liderado por el doctor Richard Gallo, de la Universidad de California en el que se explicaba los motivos que pretenden quebrar el hábito común de bañarse. En la investigación explica que la capa córnea, que es la más extrema de la piel puede verse dañada por el exceso de agua y jabones.
Esta capa cumple una función de protección gracias a una serie de bacterias benignas que combaten las infecciones.
A la respuesta de si bañarse a diario es malo, el dermatólogo de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Vicente Alonso Usero, dijo que "no", ya que la frecuencia debe adecuarse a cada personas, así lo publica el diario ABC.es.
Vicente Alonso, doctor en el Hospital 9 de Octubre de Valencia, cree que hay que tener muchos factores en cuenta, como la actividad física que realiza la persona o el clima del entorno en el que se mueve. "En el punto medio está la virtud. Al igual que todo el mundo entiende que tres o cuatro duchas al día no son necesarias, tampoco es correcto no bañarse".
Las zonas sensibles como genitales, pies, axilas y manos sí requieren de un enjabonado diario, "pero en el resto del cuerpo no es necesario abusar, porque pueden desecar la piel. Salvo en las zonas sensibles, el lavado de arrastre del agua sería suficiente para esas zonas.
En el gran dilema entre ducha o baño, la primera gana entre las recomendaciones para el cuidado de la piel. Además ésta debe de ser corta y con agua entre fría y templada. El doctor Alonso recomienda por último utilizar jabones neutros, con bajo contenido en detergente, además de "no abusar de los exfoliantes y lavarlos muy bien después de cada uso".
Precisamente, abusar de los jabones y del agua puede derivar en una piel seca e irritada. El dermatólogo José Raúl González es contundente: "Bañarse varias veces al día y lavarse muy bien en cada baño es más perjudicial que no bañarse. Realmente, bañarse mucho como creemos, no es lo mas conveniente y correcto".
Considera por tanto que con un baño al día es más que suficiente. "El aseo frecuente de la piel, destruye las barreras protectoras como son el manto ácido, hidro-lipídico y corneo, lo cual rompe el mito de las de personas que creen que entre más limpios, más protegidos están contra las bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que atacan la piel; pero lo que ocurre es lo contrario. Es más fácil que éstos penetren en una piel limpia que en una que no esté tan limpia".
El uso de jabones con excesivos componentes químicos es el siguiente argumento contra el exceso de duchas.Todos los componentes que entren en contacto con la piel acaban llegando al torrente sanguíneo. Pero no ducharse tampoco parece una alternativa muy factible, tanto en términos de higiene como sociales. Pero lo que sí existen son una serie de pautas para proteger nuestra piel a la vez que nos mantenemos limpios.
Lo primero sería establecer una ducha diaria como máximo, salvo que se realice ejercicio físico. Y lo más importante es que esa ducha debe seguir unas pautas. La más básica sería la de centrar el enjabonado en cuatro partes del cuerpo: genitales, manos, pies y axilas. El resto del cuerpo no necesita ser enjabonado a diario.
El dermatólogo José Raúl González insiste en estas recomendaciones. La primera versa sobre la temperatura del agua: "El agua debe ser de fresca a tibia, no de tibia a caliente. Jamás debe estar muy caliente porque a la larga va causando cierta flacidez, resequedad en la piel y posteriormente sobreviene el prurito". ¿Y qué hacer en esos días de frío? Pues se puede incrementar la temperatura unos grados pero«nunca a una temperatura tan alta que tire vapor y empaña los vidrios del baño".
Pero este no es el único detalle que hay que tener en cuenta a la hora de cuidar nuestra piel. Una de ellas sería limitar, o más concretamente suavizar, nuestra relación con la toalla. Lo mejor es secarse al aire. Pero si no se tiene tiempo para esperar tanto, hay que secarse de la manera más suave posible. Y con una toalla del material lo más suave posible.
Por último, los jabones que utilicemos deben ser en la medida de lo posible compuestos por aceites vegetales, que ayudan a regenerar el manto protector de la piel y respetan el Ph.
¿Por qué movemos los brazos al correr?
Un grupo de investigadores encontró que el mover los brazos cuando se corre ayuda a ahorrar energía. Dicen que el braceo cuando se anda, podría ayudar a correr más y por más tiempo.
Anteriormente sólo se pensaba que los brazos se balanceaban de un lado a otro para mantener el equilibrio. Aunque la función mecánica es bastante clara, no hay un consenso sobre el beneficio metabólico del balanceo de los brazos durante la marca, asegura el grupo de investigadores, liderados por Cristóbal Arellano de la Universidad de Brown.
En el nuevo estudio, los científicos observaron a varias personas que corren constantemente. Primero, los investigadores pidieron a 13 corredores andar sobre una caminadora para medir el consumo de oxígeno y la cantidad de dióxido de carbono exhalado. Después se les pidió moverse sin balancearse con sus brazos de tres formas diferentes: con sus manos juntas detrás de la espalda, cruzando los brazos sobre su pecho y el colocar sus manos en la parte superior de su cabeza, así lo publica The Daily Mail.
Los científicos descubrieron que balancear los brazos reducen el consumo de energía en 3% en comparación con el tener las manos en la espalda y 9% en comparación con los brazos el pecho, y 13% menos que el tener las manos sobre la cabeza.
En conclusión, nuestros resultados apoyan la hipótesis general de que balancear los brazos reduce el consumo metabólico de la marcha en los humanos", explicaron.
"Nuestros hallazgo también demuestran que el braceo minimiza la rotación del torso".
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