¿En qué fallé? ¿Será algo que dije? ¿Será algo que hice? Son preguntas que muchos hombres nos hacemos cuando ya es demasiado tarde; es decir, cuando la chica dejó de atender el celular.
Casi siempre, la respuesta está en la cama: ese inhóspito territorio que creemos dominar por completo y, a menudo, desconocemos de cabo a rabo. Porque la sexualidad femenina sigue siendo un misterio por resolver, y cada mujer es un mundo que conquistar a base de orgasmos.
En esta primera entrega, repasaremos 5 errores clásicos del comportamiento sexual masculino para intentar subsanarlos:
1. “Sé lo que le gusta”
El hombre se mete en la cama creyendo que sabe exactamente lo que quiere la chica que acaba de desnudar. La base de su conocimiento, piensa él, es la experiencia. Pero la cruda realidad es que para conseguir un orgasmo (o, mejor, un multiorgasmo) femenino no basta con copiar lo que resultó con la novia anterior. Hay que explorar cada cuerpo como si fuera un lugar nuevo, virgen, lleno de desconocidos caminos por recorrer.
La mayoría de los hombres, embargados por el deseo, se lanzan a la penetración de su nueva amante de forma impetuosa e impaciente. Craso error. El psicólogo y sexólogo Valeriano Lópezafirma que “con cada mujer conviene empezar de cero, dejarse de prejuicios, trabajar bien su cuerpo y preguntarle si está disfrutando con lo que le estamos haciendo”. Y, por supuesto, no olvidar quitarse los calcetines.
2. ”Si está húmeda, significa que está excitada”
Para nada. Depende mucho de cada mujer. Algunas padecen hiperhidrosis y tienen siempre la vagina húmeda, tanto si están calientes como si están heladas. Otras, por el contrario, lubrican muy poco aunque estén a cien por hora. Y la mayoría bascula en un término medio.
Según el ginecólogo Germán F. Pflücker, “el proceso de excitación de la mujer se acompaña de lubricación vaginal producida por la secreción de las glándulas de Bartolinho y de Skene. Pero la humedad puede variar por múltiples factores como el estrés, la medicación o el ciclo menstrual. Es recomendable aumentar los prolegómenos sexuales para que exista una buena lubricación vaginal en el momento del coito”.
Y para las que se excitan sin mojarse, siempre existen los lubricantes naturales (como la saliva) o artificiales.
3. “Las tetas son como pelotas de goma”
Al revés: el pecho femenino es una zona erógena extremadamente sensible, tanto al dolor como al placer. Aunque, por supuesto, hay mujeres que tienen unos pechos más vulnerables que otras (por ejemplo, las que tienen implantes de silicona pierden parte de su sensibilidad). A pocas chicas les resulta placentero que alguien agarre y estruje con fuerza sus glándulas mamarias.
Del mismo modo, tampoco es buena idea engancharse a mamar una teta como un bebé hambriento nada más desabrochar el sujetador. Deberías considerar una iniciación, unas caricias previas y suaves, un jugueteo con la aureola, y después ya puedes empezar a succionar y a agarrar un poco más fuerte, pero sin pasarse (salvo que ella lo pida) y sin dejar de estimular otras partes del cuerpo.
4. “Tengo todo lo que ella necesita”
Mal asesorados por la (falsa) sabiduría popular, algunos varones creen que la mujer sólo necesita una cosa para ser feliz: un hombre pegado a un enorme falo y dotado de una incansable lengua. Sin embargo, recientes estudios científicos aseguran que existen mujeres incapaces de llegar al orgasmo con una estimulación inferior a las 3.000 revoluciones por minuto, y esto (aceptémoslo) no hay lengua ni dedo ni pene humano que lo alcance. Por eso a veces hay que echar mano de un consolador, de un anillo vibrante o de cualquier otro artefacto de sex shop para sacarles orgasmos a las mujeres más duras de pelar.
Aun así, siguen existiendo muchos caballeros que temen la competencia de los juguetes sexuales porque, como dice DiniaHoernecke, de la empresa de productos femeninos La Maleta Roja, “los hombres de masculinidad más frágil ven en los juguetes eróticos más una amenaza que una posibilidad de ganar complicidad, humor y satisfacción en la relación sexual con su pareja”.
5. “El sexo es igual para el hombre que para la mujer”
Falso. Mal que le pese a algunos, el hombre y la mujer son radicalmente distintos. Sobre todo, en materia sexual. El hombre es, por regla general, falocéntrico, de una sexualidad más animal; busca penetrar, taladrar, montar y, sobre todo, eyacular. La mujer, por el contrario, tiene el sexo repartido por toda su anatomía y necesita un buen precalentamiento, unos suaves masajes que le estimulen zonas erógenas tan infravaloradas como el cuello, el ombligo o la baja espalda.
La penetración importa, sí, pero siempre y cuando haya un buen trabajo previo que estimule todo el cuerpo. Y no sólo hablamos de sexo oral y digital que preparen la vagina o el ano para la penetración. La sexóloga Marlen Silva lo expresa así: “Después de la mente, el órgano sexual femenino más importante es la piel. Los hombres creen que lo más importante es la satisfacción y el rendimiento, pero las mujeres no pensamos lo mismo”.
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