Envejecer bien o mal (de aspecto) es una cuestión de hábitos.
Al igual que algunos, como fumar o no usar protección solar, aumentan las huellas del paso del tiempo en la cara, otras acciones las retrasan o parecen borrarlas definitivamente. No son tratamientos y no hay que pagar por ellos pero sí que hay que trabajar para crearlos y, sobre todo, mantenerlos. Revisemos algunos de los hábitos antienvejecimiento más eficaces.
1. Dormir. La falta de sueño pone años en la cara y así lo han demostrado varios estudios además de que es algo que podemos comprobar a diario. Un ensayo clínico realizado en 2013 por la marca Estée Lauder demostró que la piel de las personas que sufren insomnio tiene una menor capacidad para recuperarse de la exposición diaria al sol que la piel de las personas que duermen ocho horas. Esto hace que su piel muestre más signos de fotoenvejecimiento como arrugas y manchas. Otras teorías apuntan a que la falta de sueño disminuye la producción de estrógenos y progesterona, dos hormonas implicadas en los mecanismos naturales de regeneración de la piel.
2. Caminar rectos, con la cabeza alta y el cuello erguido. Con el paso (y el peso) de los años nos vamos encorvando y la columna vertebral va trazando una curva que nos hace encoger los hombros y lucir más bajos y más mayores. Una buena postura mejora la autoestima y la confianza, genera bienestar personal y mejora la percepción que tenemos de nosotros mismos, dos circunstancias que rejuvenecen.
3. Comer más verduras y frutas, pero sin eliminar del todo las grasas de la dieta.Las vitaminas dan luz a la piel y las grasas saludables con un alto contenido de Omega-3 tienen la virtud de proteger la piel y mantenerla joven. En general la dieta mediterránea se ha asociado al alargamiento de los telómeros, uno de los indicadores más fiables de longevidad.
4. Disminuir drásticamente el azúcar de la dieta es otro buen hábito antienvejecimiento. El azúcar está implicado en la glicación (un término que describe la modificación postraduccional permanente de los grupos amino de las proteínas por la acción de azúcares reductores), un proceso químico que acelera los signos de envejecimiento de la piel. Por último conviene comer con poca sal para reducir la retención de líquidos, una de las responsables de la formación de bolsas debajo de los ojos.
5. Beber más agua. Aunque la cantidad de agua que debemos beber a diario es aún un tema en el que los expertos no parecen ponerse de acuerdo, sí que parece estar claro que hay que mantenerse hidratado y que esto se traduce en una piel que aparenta casi diez años menos: pocas ojeras, menos bolsas y manchas, menos líneas de expresión en el surco nasogeniano y mucha más luz.
6. Consumir menos alcohol. El alcohol produce deshidratación en la piel y acelera la producción de radicales libres que aceleran el envejecimiento. Además, produce inflamación en los tejidos, lo que produce una apariencia de agotamiento continuo y la conocida mala cara.
7. Hacer ejercicio moderado de forma habitual. No hay que machacarse en el gimnasio ni hacer maratones. Todo esto puede llegar a ser contraproducente. Se trata de mantener un nivel de actividad física moderada de forma habitual para mantener la apariencia de la piel más joven. Como muestra, un botón. Un estudio de 2014 de la Universidad McMaster (Ontario, Canadá), estudió la piel de un grupo de personas sedentarias mayores de 65 años y comprobó que tenían el estrato córneo, la capa externa de la piel, gruesa, mientras que su dermis, la capa interna, estaba muy fina. Este adelgazamiento es el origen de las arrugas. En el estudio estas mismas personas comenzaron a seguir un programa de entrenamiento dos veces a la semana y transcurrido un tiempo prudencial se repitieron las pruebas y la piel parecía haberse recuperado y mostraba mostraba signos de envejecimiento inverso; es decir, la capa externa se afinaba y la interna aumentaba su grosor, algo que disimulaba las arrugas y la flacidez.
8. Tener sexo tres veces por semana. Así lo aconseja David Weeks, neuropsicólogo del Hospital Real de Edimburgo, que ha comprobado en sus investigaciones que tener sexo libera la hormona del crecimiento, lo que ayuda a mantener la piel más elástica, y activa la circulación sanguínea.
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