Según diversas investigaciones publicadas en el libro “¿Qué quieren las mujeres? Aventuras en la ciencia del deseo femenino”.
La imagen de una mujer tímida y pasiva en la cama es solo un mito del pasado. Esas viejas creencias sobre el deseo y la sexualidad femenina parecen ser solo eso, ideas construidas con excesivo recato y apego al papel de la mujer impuesto por los hombres.
Es que la erótica femenina tiene más sabores y colores de lo que se ha dicho. Bien lo sabe cada lectora de que el eros en llamas de una mujer en la cama con un hombre que la encienda, tiene más potencia de lo que se quiere asumir públicamente.
“La noción de que las mujeres son naturalmente menos libidinosas que los hombres y que solo quieren tener bebés y conexión emocional, y no necesariamente sólo sexo, es un mito”, escribe el periodista norteamericano, Daniel Bergner, escritor y columnista del New York Times Magazine.
Su propuesta no es en el aire. Para formular sus apreciaciones reunió a un grupo de científicos de diferentes campos, los entrevistó y dio a conocer los hallazgos de sus investigaciones, que parten afirmando sobre cómo el sesgo sexista ha oscurecido la existencia, la fuerza y la importancia del deseo sexual femenino.
Es más, asegura, que quienes creen que las mujeres son inherentemente menos promiscuas y sexualmente asertivas que los hombres, se engañan a sí mismos.
De igual manera, estarían equivocados los que creen que las mujeres desean la monogamia, quieren menos sexo, ven menos pornografía o que su satisfacción sexual proviene solo de la intimidad emocional.
“Pienso que la idea de que las mujeres están biológicamente programadas para ser menos promiscuas y menos impulsada por el sexo es un mito”, explicó en una entrevista publicada en el Daily Mail.
Para dar a conocer su propuesta, el autor de “¿Qué quieren las mujeres? Aventuras en la ciencia del deseo femenino” (Canongate Books) revela, mediante ejemplos y citas a investigaciones, que las mujeres pueden ser tan “animales” como los hombres en el sexo y que sus deseos son en realidad mucho más salvaje e imprevisibles.
Represión del deseo sexual
“A pesar de que vivimos en una cultura que es, en muchos sentidos, sexualmente desenfrenada, todavía estamos incómodos, incluso nos sentimos temerosos sobre el deseo de la mujer, pero esto se remonta a millones de años atrás”, escribe Daniel Bergner, en éste su cuarto libro.
La explicación que maneja el periodista de Brooklyn es que para la mayoría de las convenciones sociales, la realidad de la sexualidad femenina resulta abrumadora, y a su juicio, ha sido reprimida para crear equilibrio y orden social.
O más bien, para asegurar la descendencia y endosar el cuidado y crianza de los niños a las mujeres. “Puede resultar reconfortante creer que la mitad de la población, la mitad femenina, es civilizada sexualmente, pero eso también es creer que las mujeres son secuencias de comandos, que sirven como fuerza estabilizadora y no es así, la sexualidad femenina es mucho más interesante que la de los hombres”, reflexiona.
Y comenta la investigación realizada en 2008 por Meredith Chivers, psicóloga en la Queen´s University, donde expusieron a un grupo de mujeres una serie de imágenes eróticas para monitorear qué las excitaba, encontrando para su sorpresa, que se excitaban por todo tipo de videos.
“Existen muchos otros estudios que demuestran que las mujeres mienten o se sienten demasiado avergonzadas para admitir lo que las excita, o solo cuentan en forma anónima sobre si ven porno o el número de parejas sexuales que han tenido”, escribe.
Por lo tanto, asegura que las mujeres pueden ser sexualmente tan agresivas y promiscuas como los hombres, lo cual contradeciría la idea de que todas las mujeres quieren una relación seria, estable y segura, ya que según otras pruebas que nombra en el libro, ellas ven a sus parejas como verdaderos “asesinos de su lujuria”.
“El interés sexual de la mujer en la pareja estable puede caer en picada, incluso más rápidamente que el de los hombres, razón por la cual se explica la gran cantidad de terapeutas de pareja que tratan de ayudar a las mujeres a recuperar el interés sexual a través de experimentos de pensamiento y citas nocturnas obligatorias”, relata.
Sin embargo, Bergner declaró, en la entrevista del periódico inglés, que la idea del libro no es dar una respuesta definitiva sobre ¿qué quieren las mujeres? Sino plantear la interrogante y derribar los mitos sobre el potente y oculto eros femenino.
¿Será cierto que las mujeres somos salvajes, impredecibles y tan “animales” como los hombres en el sexo?
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