El 26 de marzo de 1939, San Lorenzo vencía a Platense (terminaría 4-1) cuando ante un avance del local, uno de los lineas levantó la bandera marcando offside. Eduardo Forte, un árbitro que sumó 413 partidos en su trayectoria de 16 años, no le prestó atención a la indicación de su colaborador y siguió la jugada. El juez de línea siguió agitando la bandera con el objetivo de poner en evidencia ante el público la falta del árbitro, que ya había visto a su colega con el banderín en alto.
Como el linea seguia agitando el banderín incesantemente, el árbitro se acercó a él, comenzaron a discutir, la discusion subió de tono y el árbitro tomó la increíble decisión de expulsar al linea del partido.
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