En el mes de septiembre de 2002, un grupo de militares opositores al gobierno de Costa de Marfil emprendían una rebelión con el objetivo de tomarse las principales ciudades del país. Tras un intento fallido de golpe de estado, los rebeldes, que exigían la renuncia del presidente marfileño, y la expedición de una nueva Constitución, se refugiaron en el norte, donde fueron bien acogidos. Iniciaba así una cruenta guerra civil que enfrentaba al gobierno central contra los militares desertores.
La confrontación llevaba más de 3 años de iniciada, cuando en octubre del año 2005, la selección de fútbol de Costa de Marfil vencía 3 a 1 a Sudán, y se clasificaba por primera vez a un Mundial de fútbol. Después de la victoria, en el vestuario, el líder y emblema de “Los Elefantes”, Didier Drogba, convocó a todos sus compañeros de equipo y le pidió al camarógrafo de la Radio Televisión Marfileña que le permitiera salir al aire para dirigirse a su pueblo: "Ciudadanos de Costa de Marfil, del norte, sur, este y oeste, les demostramos que podemos convivir y jugar juntos. Les pedimos de rodillas que nos perdonemos los unos a los otros. Dejemos las armas y organicemos unas elecciones libres” fueron las palabras del máximo referente del deporte en aquel país africano.
El mensaje de Didí, como le dicen cariñosamente, se expandió en medio de la algarabía que se vivía en el país, a pesar de los más de 4000 muertos que habían dejado 3 años de guerra civil. En efecto, una semana después del pronunciamiento del futbolista, los dos bandos acordaron un cese al fuego, que aunque duró poco, inspiró a Drogba para seguir luchando por la paz de su tierra.
De hecho, en el año 2007, aprovechando su visita al palacio presidencial de Abiyán, donde había sido invitado en honor al premio al mejor jugador africano que acababa de ganar, Drogba le pidió al presidente que le permitiera viajar a la ciudad que había sido bastión de los rebeldes durante toda la guerra civil: “Esto le pertenece a todos los marfileños, permítame viajar a Bouaké”, le dijo al jefe de estado, quien autorizó su viaje en el avión presidencial. El ídolo marfileño fue recibido con todos los honores por el pueblo rebelde, y prometió que volvería junto a todos sus compañeros de selección para jugar allí un partido de fútbol.
Fue así como el 3 de Junio de 2007, todos los miembros del gabinete del gobierno marfileño, incluido el Presidente Gbagbo, ingresaron por primera vez en 6 años a Bouaké, la capital rebelde, para presenciar el partido Costa de Marfil-Madagascar, válido por la clasificación a la Copa de África. El encuentro concluyó 5-0 a favor de los marfileños, pero el resultado fue lo de menos; tanto rebeldes como los representantes del gobierno cantaron juntos el himno del país, en un hecho sin precedentes que partió en dos la historia del país africano. “Ver a los dos bandos juntos, cantar al unísono el himno de mi país fue muy especial. Sentí que Costa de Marfil volvía a nacer”, afirmó Drogba.
Concluía la guerra civil en Costa de Marfil, pero no las tareas humanitarias del gran Drogba. En 2009, el futbolista recibió 3 millones de libras esterlinas por participar en una campaña publicitaria de Pepsi, y cada centavo lo donó para la construcción de un hospital en Abiyán, la capital del país. Actualmente, Drogba es embajador de buena voluntad de la ONU, y a través de su fundación, está construyendo ya no uno, sino cinco hospitales por todo el territorio marfileño. Eso si, Didí puso una condición antes de invertir su dinero: que todos los servicios que se presten en los hospitales sean gratuitos, y así será.
Hoy, a sus 36 años, Didier Drogba se encuentra disputando su tercer mundial con la selección marfileña. En el primer partido, el crack ingresó al minuto 61, cuando su equipo perdía 1-0 contra Japón, y al minuto 65 Costa de Marfil ya había remontado el marcador. Un hombre que con su sola presencia y liderazgo es capaz de cambiar por si solo el curso de un partido de fútbol, y de un país entero. Ese es Didier Drogba.
*Artículo basado en el documental “L’incroyable Destin de Didier Drogba” y en el libro “Didier Drogba, the Autobiography”
No hay comentarios: