Seguro que al acabar de hacer ejercicio lo primero que haces es mirarte al espejo para comprobar si las pesas están dando resultado. Compruebas que tus músculos están un poco más hinchados y crees que ya te están poniendo” fuerte”. Sin embargo, hay que tener paciencia para eso.
La explicación de que los músculos estén hincados al acabar el ejercicio no es más que la acumulación de líquidos en la zona porque el corazón late más deprisa debido al esfuerzo.
Al empezar el ejercicio ocurren básicamente dos cosas: el corazón aumenta su frecuencia cardíaca para enviar más sangre al músculo y la presión sanguínea se eleva al acoger las arterias mayor cantidad de sangre. Al contraerse los músculos presionan a las arterias y esta tensión extra hace que se expulse agua, que se sitúa alrededor de los compartimentos musculares y es lo que da la sensación de hinchazón.
Esta presión también hace que las venas se acerquen a la piel, por lo que es normal que notemos nuestras venas muy marcadas al realizar nuestra rutina de pesas. Este efecto suele pasar a la media hora.