China se arraiga firmemente en la Polinesia Francesa a través de aspectos económicos. Algunos expertos creen que seguirá usando esa política hacia otros estados y que la meta de Pekín en el Pacífico Sur será la "liberación" de territorios de EE.UU.
La expansión de China en el mundo se cruza con los intereses de muchos poderes dominantes, entre ellos Francia. En la última década los chinos poco a poco han logrado conquistar económicamente Tahití, la mayor isla de la Polinesia Francesa. Este territorio de ultramar francés tiene gran autonomía, pero Francia conserva sus poderes soberanos.
Además de ser un 'paraíso turístico' en el corazón del Pacífico, con casi 300.000 habitantes dispone de unos 5 millones de kilómetros cuadrados de agua que cuenta con riquísimos recursos pesqueros, sin contar otras actividades, como por ejemplo el cultivo de perlas negras, que hace atractiva esta isla para sus vecinos.
Maniobras políticas de China
En la primera década de 2000, cuando Europa empezó a sentir las primeras señales de dificultades económicas, China -un potente actor en el Pacífico- aprovechó la situación y gradualmente empezó su introducción económica en Tahití. A mediados de la primera década de 2000 un verdadero 'tsunami' de inmigrantes chinos invadieron casi todos los rincones de Oceanía, principalmente esta isla de la Polinesia Francesa. Lógicamente los activos del país asiático contribuyeron a la aparición de un poderoso 'lobby' chino en el Gobierno local.
Las primeras voces independistas de la isla de dominio francés se pronunciaron abiertamente en 2004. A partir de entonces cierta inestabilidad política en esta isla polinesia hizo que por turnos cambiaran hasta tres presidentes: Oscar Temaru, Gaston Tong Sang y Gaston Flosse. Cabe señalar que aunque Flosse -quien desde 1984 gobernó en cinco ocasiones alternativas- siempre se opuso a la independencia de la Polinesia Francesa, nunca obstaculizó claramente el dominio chino en Tahití. Los otros dos eran políticamente prochinos.
Economía, la puerta trasera para el dominio chino
Mientras la vida política de Tahití sentía perturbaciones, las relaciones comerciales de Pekín y la Polinesia Francesa iban fortaleciéndose. Para 2013 el volumen de capital chino en la economía de Tahití se estimó en una suma imponente de 5.000 millones de dólares, superando las inversiones francesas.
Al parecer tal situación favorecía a Francia, que resultó seriamente golpeada por la crisis financiera global de 2008. No obstante, para evitar que Tahiti lograra la independencia económica y para que no se saliera de la soberanía francesa, París continuaba enviando donaciones como había hecho las últimas décadas. Pero su aportación cedía ante la creciente financiación china.
China mira hacia EE.UU.
A principios de 2013 Pekín se lanzó a un ataque masivo apoyando la decisión de las autoridades de Tahití de obtener la independencia de Francia y el nombramiento de un nuevo país: Maohi Nui. Beijing presionó la aprobación por parte de la Comisión Especial de la ONU sobre Descolonización de una resolución que prevé "el derecho inalienable de la población de la Polinesia Francesa a la autodeterminación y la independencia".
"El éxito en la obtención de la independencia de la Polinesia Francesa con el respaldo de China significaría que lo mismo podría repetirse con la Isla de Pascua, que pertenece a Chile y busca la independencia, o con Guam y Samoa Americana, que no quieren pertenecer a EE.UU., así como con la isla rebelde de Pitcairn del Reino Unido", opina la historiadora y experta de Oceanía Sofia Pale, en su artículo publicado en la revista en línea 'Novoe Vostochnoe Obozrenie'.
"China, que 'alimenta' a la Polinesia Francesa con préstamos, proyectos de infraestructura y los flujos turísticos, seguirá este modelo hacia otros estados. Al parecer, la meta siguiente de Pekín en el Pacífico Sur será la 'liberación' de territorios pertenecientes a EE.UU.", asegura la experta.
Referéndum: ser o no ser
Entre tanto, el futuro de Francia y su propiedad en el Pacífico Sur depende de la voluntad política del presidente Hollande, que tiene que decidir si permite o no este año la celebración de un referéndum en Tahití sobre su independencia.
"Si en Tahití se lleva a cabo un referéndum y las aspiraciones de China de que aparezca un nuevo estado llamado Maohi Nui se hacen realidad, entonces la baja popularidad de Hollande caerá todavía más. En este caso París se enfrentará con enormes desafíos, tanto a nivel nacional como en el extranjero. Los franceses no perdonan a sus presidentes ni siquiera pequeños fallos, por no hablar de la posible pérdida del 'corazón' de Francia en el Pacífico Sur", sostiene Pale.
actualidad.rt.com
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