¿Qué es lo que tiene la navidad que nos hace querer correr a las tiendas departamentales (incluso cuando no hay ofertas) y comprar regalos para la familia y amigos, o engreírse a sí mismo con cosas que no necesitamos? ¿Qué es lo que tiene esta época que nos hace querer gastar? Tal vez el hecho de ver a otros haciendo lo mismo.
De repente los comerciales se repiten en la televisión avisándonos las promociones de teléfonos celulares, ropa, juguetes o gadgets. Podría ser que ya tenemos interiorizado que cuando llega diciembre debemos colocar regalos debajo de un árbol de plástico. Quizás de verdad necesitamos lo que compramos. Ok, la última es improbable, pero no hay nada más cierto que durante los días previos al 24 de diciembre es imposible hacer una compra rápida debido a las largas colas en los centros comerciales. Los niños, al ver esto, ¿no les dará una pista de que ese bonachón vestido de rojo creado por una empresa de gaseosas realmente no existe? Los padres tal vez, en el fondo, también piensan que este personaje es real. Sería la única explicación para dejar a sus hijos sentarse en las piernas de un completo extraño.
Otro hecho curioso es que cada año la navidad se adelanta cada vez más. Parece que sacamos todos los ornamentos (con nacimiento incluido) para tener espacio donde podamos guardar los adornos del Halloween día de los muertos. Sería más fácil juntar las dos fechas y rellenar el pavo con dulces. El niño Jesús podría ser remplazado por un Chuckie, los tres reyes magos serían los tres sexies reyes magos y Jack Skellington por fin podría tener el papel protagónico.
Eso si, se debe admirar a todas esas personas que viven en Sudamérica y que decoran toda la casa con kilómetros de luces, toman chocolate caliente e incluso se visten con suéteres con diseños de hombres de nieve que parecen derretirse con el intenso calor de pleno verano. En estos casos, el pavo no será lo único que se horneará.
Si bien, muchas personas adoran los meses días que duran estas celebraciones, hay muchas otras que las detestan por distintos motivos. A continuación te compartimos una lista de los regalos para todas ellas, para hacer la prueba de si así toleran un poco el sonido de los villancicos:
Nada
Para el que odia la navidad por que piensa que es una celebración materialista, no le regales nada, así ahorras dinero para los siguientes.
Inscripción al Gimnasio
Para la el que se queja de los kilos que sube por culpa de toda la comida de la época (y de todo el año), un mes de inscripción en un gimnasio será el regalo perfecto, eso sí, uno que quede lejos de su casa y de cualquier paradero de autobuses (este regalo no funciona si el que lo recibe tiene automóvil).
Pan
Para el hipster que piensa que la navidad es muy mainstream, un panqué integral, hand made, horneado al sol, sin ninguna marca, en una tote de tela, e importantísimo, que no huela ni luzca como panqué.
Cupones
Para el que se gastó toda el dinero antes de las celebraciones en el viernes negro y no tiene para comprar regalos, cupones de descuento, que usarán aunque no les guste los productos (adoran saber que están “ahorrando”)
Invitación a tu cena en familia
Y finalmente, para quien se deprime porque vive lejos de su familia, invítalo a tu casa…para restregarle en la cara que tu familia está unida. No es cierto, en serio, hazle un lugar en tu mesa y comparte la noche, la cena y el cariño con tu amigo.
Con la situación actual, al parecer hemos olvidado la verdadera esencia de esta época: amor, unión y convivencia genuina, no permitamos que se pierda lo bello de estar unidos, aunque sea por una vez al año. Diviértete y encuentra el sentido de lo que significa vivir feliz con quienes amas. Y quienes odien estas fechas…ya sabes qué regalarles.
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