Seguramente sabes que lavarte las manos es una de las mejores formas de impedir la propagación de gérmenes.
De hecho, en muchos lugares existen leyes de salud pública para asegurar que quienes trabajen en la industria alimenticia las mantengan limpias.
Sin embargo, por más aseadas que estén, siempre habrá bacterias en tus manos.
De hecho, la imposibilidad de esterilizarlas es la razón por la cual doctores y enfermeras frecuentemente usan guantes al interactuar con sus pacientes.
Persistentes
Fue hace casi un siglo que los médicos comenzaron a notar que las bacterias seguían apareciendo en las pruebas, incluso después de que las personas se lavaran las manos repetidamente.
Sin embargo, fue apenas a comienzos de la década de los setenta del siglo XX cuando se identificó que no eran los dedos, sino las uñas, las que causaban el problema.
Estos finos protectores de queratina, hechos del mismo material de los cuernos de rinoceronte o de impala, esconden una variedad de microbios.
Y no fue hasta finales de la década de los 80 que los científicos comenzaron a husmear bajo nuestras uñas para ver, exactamente, lo que vivía ahí.
Miles de bacterias
En un estudio de 1988 un trío de investigadores del departamento de Dermatología de la Universidad de Pensilvania, EE.UU., recogieron muestras de las manos de 26 voluntarios adultos, todos empleados de la escuela de medicina de la universidad que no interactuaban con pacientes.
Y descubrieron que el espacio debajo de las uñas, también llamada región subungueal, era un "lugar importante" para esconder bacterias.
Otras partes de las manos de los voluntarios albergaban entre un centenar y mil bacterias, mientras que las áreas subungueales contenían miles de miles de bacterias por cada punta de dedo.
Se trataba de las mismas bacterias presentes en el resto de la mano, pero en mucha mayor cantidad.
Los investigadores razonaron que eso podría deberse a que el espacio entre la piel y la uña crea un ambiente perfecto para el crecimiento y proliferación de estos mínimos organismos vivos, gracias tanto a la protección física que proporciona la uña como a la humedad atrapada allí.
"Esta región de la mano podría ser relativamente inaccesible a los agentes antimicrobianos durante los procedimientos normales para lavarse las manos", escribieron los investigadores.
Y es que el espacio debajo de tus uñas es completamente impenetrable para el mejor y más simple medio que tenemos de impedir la diseminación de enfermedades.
Las uñas naturales pintadas revelaron una historia diferente. El temor con el esmalte es que las pequeñas grietas en la pintura puedan alojar bacterias.
En 1993, enfermeras del Hospital Johns Hopkins en Baltimore, EE.UU., observaron las uñas de 26 empleadas del centro clínico que no tenían entre sus funciones el cuidado de pacientes.
Todas tenías las uñas cortas y a todas se les examinó antes y cuatro días después de pintarse las uñas.
Y resultó que el esmalte sobre uñas naturales no parecía afectar la riqueza de la micro-biodiversidad bacteriana en la punta de los dedos en la misma forma que en el caso de las postizas.
"Mantener las uñas cortas y limpias, por lo tanto, es probablemente más importante que si se usa o no pintura de uñas", concluyeron los investigadores.
Otro estudio hecho al año siguiente llegó a la misma conclusión. Mientras que las uñas pintadas cuatro días antes tenían más bacterias, las recién pintadas estaban perfectamente seguras.
Cada año entre dos y tres millones de personas mueren de diarrea y se cree quelavar las manos con jabón quizás podríasalvar un millón de esas vidas.
Mantener las uñas cortas y limpias, por lo tanto, es probablemente más importante que si se usa o no pintura de uñas"
Y es posible que así sea, pero además de lavarse la manos, la mejor manera de proceder parece clara: presta especial atención al compartimiento subungueal debajo de tus uñas cuando lo hagas, y mantenlas cortas y limpias.
Y todo eso además debería hacerte dar una pausa y reflexionar antes de mordértelas.
Fuente: BBC
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