Esta operación fue una revolución para el tiempo en que fue realizada, agosto del año 1998, algo realmente bizarro y que pocos se imaginarían posible.
Micro-cirujanos re-injertaron tres dedos en la mano de una mujer luego de ocho meses de haber sufrido lesiones graves en un accidente industrial.
Los dedos se mantuvieron vivos al injertarlos temporalmente del brazo de la mujer para asegurar que sigan obteniendo un suministro de sangre continuo.
La mujer, que quiere permanecer en el anonimato, sufrió lesiones muy graves en su mano por un accidente de trabajo. Su palma fue destruida, pero tres de sus dedos quedaron ilesos.
Operación de doce horas
Los cirujanos del Hospital de St James en Leeds re-injertaron los dedos en la mano herida en una operación de 12 horas.
También le reconstruyeron un pulgar de uno de los dedos de la mujer.
Los dedos se separaron primero del antebrazo izquierdo donde estaban implantados para luego enfriarlos y equiparlos con tendones de plástico.
Los nervios de los dedos fueron creados usando los nervios de uno de los tobillos del paciente.
Los médicos esperaban que la mujer finalmente será capaz de levantar sus dedos, y recuperar la movilidad por lo menos parcial en los mismos.
La mujer dice: "Mi objetivo es ser capaz de cocinar con éxito el almuerzo del domingo".
"Es extraño, pero estoy agradecida de que hayan decidido probar esta revolucionaria operación en mí.
Simon Kay, Consultor y cirujano plástico de la mano de la mujer, quien dirigió el equipo de micro-cirujanos, dijo: "Lo primero que note de la mano del paciente fue que mas de la sección media de la mano fue completamente destruida.
"Los dedos sin embargo estaban casi sin daños, así que guardamos tres de ellos y los injertamos en el brazo para darles un suministro de sangre a través de una arteria en el antebrazo izquierdo.
"Aunque el concepto es muy simple, es un reto técnico poner todas las piezas de este rompecabezas en su lugar"
En cuanto a esta mujer, ella sanó notablemente. Después de casi un año de terapia física, que la hizo llegar a su propia meta personal de cocinar el almuerzo del domingo para su familia.
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