El principal funcionamiento del pie es que distribuye el peso del cuerpo de manera equilibrada entre los dedos y el talón. Sin embargo, los tacos rompen este equilibrio deteriorando el pie, las articulaciones, los músculos y la espalda.
“El taco alto provoca un cambio en la distribución de peso, aumentando la carga en la parte anterior, lo cual provoca un exceso de carga en esta zona que no está biomecánicamente preparada para resistir esta situación y comienza a deteriorarse, generando adaptaciones“, declaró Rodrigo Castro, docente de kinesiología de la Universidad San Sebastián a Soy Chile.
De hecho, mientras más delgado sea la base del taco, el cuerpo gasta mucha más energía en mantener el equilibrio y dificulta el caminar. Es cosa de recordar la primera vez que usaste tacos, el tambaleo y el desequilibro es producto de que los seres humanos no estamos “diseñados” para caminar en puntas de pie. Para poder hacerlo bien se necesita práctica y mucha paciencia en el sistema nervioso.
“Significará un tremendo esfuerzo energético y adaptativo. Este desafío implica cambiar la configuración de todo el tren inferior desde la columna lumbar hacia abajo para poder caminar en punta de pies y no caerse en el intento”, indicó Castro.
Mientras más tiempo uses este tipo de zapatos, más se deteriora el mecanismo amortiguador del pie. Entonces el cuerpo buscará minimizar el impacto y transformará la estructura relacionada con el caminar. “Los músculos de la pantorrilla aumentan su volumen, ya que la posición punta de pies acorta a los músculos gastrocnemios (gemelos) y sóleo. En la columna lumbar aumenta la lordosis (curva lumbar). La rodilla se hiperextiende generando un estrés mayor que lo normal. La planta del pie pierde la capacidad amortiguadora, entre otras cosas”, aclaró.
El docente recomienda tacos de no más de 2 cms, con la mayor base posible y evitar a toda costa el taco aguja. Así se evitará la deformación de los músculos y articulaciones.
Estos son los principales malestares que provoca el uso del taco: calambres en las pantorrillas, dolor de rodilla por la hiperxtensión, dolor lumbar por el aumento de la lordosis, callos y durezas en los metatarsianos (huesos de la parte anterior del pie antes de los dedos), alteración de la fascia plantar (tejido grueso en la planta del pie), tendencia al hallux valgus (juanete), deformidad de dedos, riesgos de caída, y estrés mecánico excesivo.
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