Bañarse con polera o ir de vacaciones a lugares en las zonas más cercanas al Ecuador es más dañino.
Hace años que escuchamos el consejo de no tomar sol entre las 11 y 16 horas. Que a esas horas es cuando se produce el mayor daño sobre nuestra piel, más teniendo en cuenta que éste es acumulativo.
La dermatóloga Michelé Robles, de Clínica Indisa, hace presente que el sol tiene beneficios, algunos muy necesarios para la sobrevivencia de la especie como es generar calor, destruir patógenos, producir la síntesis de la vitamina D y, además, posibilitar la fotosíntesis.
Pero si hay que enumerar los perjuicios del sol nos encontramos con muchos: cáncer a la piel, quemaduras, enfermedades por fotosensibilidad, fotoalergia, alteraciones fotoinmunológicas, cataratas, mutaciones, envejecimiento de la piel y fototoxicidad.
La radiación ultravioleta (UV) del sol es invisible y hay otras fuentes que también la producen como los solárium. Pero ésta se divide en UVA (es el 98% de la radiación UV) y en UVB (sólo el 2%).
La primera, UVA, atraviesa el vidrio, la epidermis y genera el bronceado, el fotoenvejecimiento, las manchas y es coadyudante en el cáncer a la piel. La segunda, UVB, no atraviesa el vidrio ni la epidermis, pero produce alteración de la inmunidad, las quemaduras solares, la carcinogénsis y la síntesis de la vitamina D.
Existe una radicación UVC, pero ésta no alcanza la superficie de la tierra porque es absorbida por la capa de ozono y tiene poder germinicida.
La doctora Robles hace presente que la radiación infrarroja es la que produce la degradación del colágeno y la disminución de antioxidantes.
En los cuidados que se deben tener, la especialista señala que los estudios indican que la exposición solar durante los primeros 10 a 20 años aumenta el riesgo de cáncer de piel.
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