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» » » ¿Te puedes morir de un corazón roto?

Alberto 2 abr 2014 1 No hay comentarios

En 1986 hubo un caso en Massachusetts en que una mujer de 44 años fue admitida al hospital con unos terribles dolores en el pecho y el brazo izquierdo. Un signo clásico del ataque al corazón. Sin embargo, lo extraño fue que no estaba sufriendo cardiopatía isquémica. No había ningún coágulo en las arterias que rodean el corazón.

En la publicación del caso en el New England Journal of Medicine, los doctores Thomas Ryan y John Fallon sugirieron que el daño aparente al músculo del corazón era emocional en lugar de fisiológico. Ese mismo día en la mañana, la mujer se había enterado que su hijo de 17 años se había suicidado.

Se preguntaban si la mujer estaba sufriendo de un metafórico o “fantasma” corazón roto. Y la respuesta, sorprendentemente, fue afirmativa. Este tipo de síntomas cardiacos ya se había estudiado profundamente, pero en animales.

Los doctores han rechazado por muchos años la idea de que exista una relación entre la psicología y la fisiología. Pero por alguna razxón, los biólogos y veterinarios siempre han estado más “abiertos” a entender este tipo de relaciones. En su libro Zoobiquity, Kathryn Bowers y Barbara Natterson-Horowits describen esta actitud:

Entre muchos médicos, la idea de que las emociones puedan causar eventos físicos reales dentro de la arquitectura del corazón era visto con casi el mismo reojo como un interés en cristales sanadores o homeopatía. Los cardiólogos verdaderos se concentraban en problemas reales que puedes ver: placa arterial, coágulos de sangre, y aortas rasgadas. La sensibilidad era para psiquiatras.

Así, mucho antes del caso de Massachusetts, biólogos y veterinarios ya habían notado que emociones extremas podían hacer una ruina de la fisiología del cuerpo. A mitades del siglo XX notaron que, cuando un animal experimenta un golpe repentino de miedo, la adrenalina llena el torrente sanguíneo a tal grado que se la sangre se vuelve como veneno, y daña los músculos del animal, incluyendo el corazón. Esto se llama “miopatía de captura”.

Es verdad que en los humanos también ya se conocían casos de este tipo, pero nadie los había tomado en serio, y por lo tanto no formaban parte de la literatura médica del siglo XX. Fue hasta el 2005 en que, debido a que había varios casos descritos, la medicina empezó a poner atención. Ese año se estableció el término “cardiomiopatía”, aunque muchos médicos aún le llaman “síndrome del corazón roto”.

De esta manera, mientras no es necesariamente la tristeza o el rechazo lo que pueda lastimarnos físicamente (aunque puede), ahora no cabe duda de que la mente y nuestras emociones tienen un efecto directo y medible en nuestros cuerpos físicos. Y cuando las cosas resultan terribles, puede ser catastrófico.

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1 comentarios:

  1. PADRE NUESTRO
    Durante 60 segundos, deja lo que estás haciendo, y ¡aprovecha esta oportunidad! Veamos si Satanás puede detener esto. Todo lo que tienes que hacer es lo siguiente:
    1. Simplemente reza un padre nuestro por la persona que te envió este mensaje:
    "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino, hágase Señor tu voluntad así en la Tierra como en el cielo danos hoy el pan nuestro de cada día, perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden no nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Amén"
    2. Luego, envíala a otras diez personas.
    3. En un rato más, diez personas habrán orado por ti, y tu habrás logrado que muchas personas recen a Dios por otras personas.
    4. Luego, piensa por un momento y aprecia el poder de Dios en tu vida, por hacer lo que tú sabes que a Él le encanta. Si no tienes vergüenza de hacer esto, por favor, sigue las instrucciones. Jesucristo dijo, "Si te avergüenzas de mí, yo me avergonzaré de ti ante mi Padre" Si no tienes vergüenza, envía este mensaje...sólo si crees en ello. Sí, amo a Dios. Él es mi fuente de existencia y mi Salvador. Él me mantiene funcionando día y noche. Sin Él, nada soy, pero con Él todo lo puedo en Cristo que me da uerza. Filipenses 4:13 Ésta es la prueba más simple. Si amas a Dios y no te avergüenzas de todas las cosas maravillosas que Él ha hecho por ti, envía esto a las personas que quieres.

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