Una mujer que se quemó la lengua con una sopa demasiado caliente en un restaurante en 1998 se ha visto recompensada con 63.000 dólares.
El restaurante Tim Hortons, en Montreal, se ha visto obligado por el Supremo a recompensar a la mujer que se quemó la lengua con un trago de la sopa, lo que le causó años de dolor, no pudo sentir los sabores y tuvo depresión que le hizo imposible trabajar, declaró la afectada.
La perjudicada cree que los dueños del local debían saber sí estaba caliente o no y sus consecuencias. Los dueños aseguran que ellos no sabían nada sobre la temperatura de la sopa y dicen que ellos sirvieron la sopa con la temporatura ideal.
Al investigar la demanda, el juez decidió que el restaurante debería haber informado a la mujer sobre el peligro que presentaba la sopa, aunque indicó que la mujer no pudo demostrar la relación entre el trauma físico y la depresión.
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