Nuestro cerebro posee una especie de interruptor que regula nuestro comportamiento frente a la información sensorial que nos llega de nuestro entorno. Así lo demuestra el último estudio de un equipo de científicos del NERF (Neuro Electronics Research Flanders) y del VIB (Flanders Institute for Biotechnology).
Los procesos cerebrales están desentrañándose poco a poco gracias a la neurociencia pero, ciertamente, nuestro cerebro en sí es bastante complejo como para desvelar sus secretos con facilidad. El procesamiento cerebral a nivel de circuitos neuronales de información es quizá la parte menos transparente y es en la que se ha centrado este grupo de investigadores. Tras estudiar el proceso cerebral del pez cebra con objeto de averiguar cómo combina el cerebro los estímulos internos y externos, descubrieron que la habénula dorsal (equivalente a la habénula de los mamíferos que no es sino el procesador cerebral del aprendizaje y el estrés) actuaba como interruptor cerebral para desencadenar comportamientos distintos.
Así pues, nuestro interruptor cerebral no es sino la habénula, que actúa seleccionando cierta información sensorial para enviarla después a las áreas posteriores del tronco encefálico, regulando así nuestro comportamiento.
El equipo ha integrado neurobiología e ingeniería a escala nanométrica para profundizar en las funciones del cerebro en varios niveles de detalle. Gracias a este enfoque multidisciplinar, los investigadores han podido mirar más allá de las células del cerebro, para estudiar los circuitos neuronales y su vínculo con el comportamiento.
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