Una cosa es lo que creemos, otra lo que (por ahora) es y otra muy diferente lo que queremos que sea. Algo así ha pasado con la reciente nota de prensa que ha emitido la SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica) acerca del uso de los cigarrillos electrónicos.
La primera voz de alarma que encontramos es un titular que apareció en diversos medios de comunicación, elaborado a partir de la citada nota de prensa, que incluye una palabra alarmante: "cancerígeno". La unión "neumólogo" y "cancerígeno" es muy llamativa para el lector, así que merece la pena desgranar el origen de la noticia.
Lógicamente, y ante la duda, acudimos a la nota de prensa original, que incluye algunas declaraciones contradictorias. Primero el titular es un quiero y no puedo: "Los e-cigarrillos contienen sustancias idénticas a las que lleva el cigarrillo convencional y sus efectos a largo plazo son desconocidos". Es decir, el cigarrillo electrónico contiene algunas sustancias que lleva el tabaco pero no se sabe que ocurre con el paso del tiempo, sin decir claramente en el titular que es cancerigeno.
Fragmento de la nota de prensa de la SEPAR
Posteriormente aparece la palabra maldita en el destacado de la nota: "Los cigarrillos electrónicos producen efectos sobre la vía aérea y son potencialmente cancerígenos, siendo necesarios más estudios que determinen su eficacia y seguridad". Todo depende de lo que entendamos por "potencialmente" aunque claro, lo de que son "necesarios más estudios" ya nos deja con dudas. ¿Son o no son cancerígenos?
Finalmente, en las declaraciones del experto que aparecen en la nota, parece que todo se lía un poco más: "Debido a la ausencia de datos específicos en la actualidad, se desconocen los efectos del e-cigarrillo en este sentido, a largo plazo, pero posiblemente sean potencialmente adversos, y merecedores sin lugar a dudas, de una profunda investigación". En resumen, que se desconocen sus efectos pero "posiblemente" será "potencialmente" adverso (la mezcla posiblemente+potencialmente nos lanza a un mar de dudas).
Tenemos muy claro que es necesario regular la comercialización de estos dispositivos y que NO se considere un producto comercial ordinario (y por ahí van las últimas noticias), dado su riesgo para la salud como comentan en esta entrada del blog Semfyc-Papps. Pero mientras no haya evidencia clara al respecto, quizás deberíamos aprender a educar e informar sin causar alarma. La web "Docencia Rafalafena" ha editado un sencillo documento al respecto enfocado a profesionales tras hacer un repaso a la documentación científica al respecto.
Las sociedades científicas deberían darse cuenta de la potencia de sus declaraciones y afirmaciones, y más al declarar que un producto es más o menos saludable. Por eso, sus notas de prensa o información online debe estar redactada de forma que no cause confusión. Precisamente la nota de la SEPAR que comentamos no es un buen ejemplo.
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