Con una cifra superior a 1,3 millones de dólares fue rematado uno de los violines que sonó durante la agonía del Titanic, antes de perderse en los abismos submarinos en 1912. La pieza fue subastada por la casa de pujas Henry Aldridge & Son, especializada en objetos de coleccionista, en Wiltshire, suroeste de Inglaterra.
El violín, que formaba parte de los instrumentos de la orquesta que amenizaba las noches de fiesta en el malogrado buque, pertenecía en específico a Wallace Hartley, el director. Fue uno de los instrumentos que no dejó de tocar parar tratar a tranquilizar a los aterrados pasajeros.
La subasta del instrumento ha batido todos los récords mundiales para piezas rescatadas del hundimiento de ese barco. Y todo ello debido a la historia específica de la pieza, más allá de la ya famosa relacionada con todo lo que tenga que ver con el trasatlántico más grande del mundo en su época, y su trágico fin.
En realidad el violín era un regalo de amor hecho a Hartley por quien fuera su prometida, Maria Robinson, en 1910: “Para Wally, por nuestro compromiso”, puede leerse en la parte posterior del instrumento.
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