En la Isla de la basura, como se conoce una zona en el centro del océano Pacífico Norte cubierta de desechos, crustáceos como los percebes terminan comiendo una importante cantidad de pequeñas partículas de plástico.
En medio del Océano Pacífico, a mitad de camino entre América del Norte y Asia, hay un tramo de mar —aproximadamente del tamaño de Texas— que se conoce oficialmente como Giro Oceánico del Pacífico Norte. Este lugar no es solo un remolino de chatarra flotante, sino que también sirve de hogar a criaturas marinas.
El biólogo marino Miriam Goldstein ha estado estudiando muestras de especies que habitan en esa zona, entre ellas los percebes. Sus análisis revelaron que estos crustáceos se alimentan de plástico. Según recoge la revista 'PeerJ', Goldstein y su colega, Deborah Goodwin, han diseccionado 385 percebes y comprobaron que alrededor de un tercio de ellos presentaban trozos de polietileno, polipropileno y, en menor frecuencia, de poliestireno.
De esta forma, el plástioco de botellas de refrescos, de tazas de café o de juguetes, acaban en los intestinos de los animales marinos. Goldstein señala que la cantidad de plástico que se encuentra en las muestras quizá no sea plenamente representativa de la cantidad que los percebes realmente consumen, ya que en el excremento también han encontrado restos plástico.
Cabe recordar que estudios anteriores han mostrado que al menos 267 especies marinas han ingerido basura, incluyendo mamíferos, aves, tortugas y peces.
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