Quizás ningún otro tema de Israel esté envuelto en esa niebla de misterio e insinuaciones como la cuestión de las armas nucleares en el país, que permanece fuera del ámbito del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP).
En sus declaraciones, las autoridades israelíes nunca han confirmado ni negado el hecho de que su país posea armas nucleares, y la información sobre su arsenal atómico y los planes para su posible aplicación permanecen ocultos, no se reconoce oficialmente y está aislada del resto de acontecimientos de la vida nacional, según explica el general-coronel en retiro Víktor Esin, profesor de la Academia de Ciencias Militares de Rusia, en un blog publicado por VPK.
Al mismo tiempo, la inmensa mayoría de expertos de la comunidad internacional sostiene que Israel tiene armas nucleares. Las posibles dudas que pudieran tener los analistas finalmente se disiparon el 5 de octubre 1986, cuando el diario 'The Sunday Times' de Londres publicó una entrevista con un exempleado del centro de investigación nuclear de Israel en Dimona, Mordechai Vanunu, en la que habló sobre el programa de armas nucleares de Israel ilustrando con fotografías que él mismo había tomado en el centro nuclear de Dimona. Ese artículo destaca los aspectos del programa nuclear de Israel, sus armas nucleares y su estrategia nuclear.
Programa Nuclear
El inicio del programa nuclear de Israel se da en 1952 cuando se creó la Comisión de Energía Atómica, dirigida por Ernst David Bergmann, experto en el campo de la química orgánica y considerado el 'padre' del programa nuclear israelí. En la formación y desarrollo del programa ha desempeñado un importante papel la cooperación científica y técnica entre Israel y sus países amigos. En especial Francia y EE.UU.
Concretamente, Israel colaboró estrechamente con Francia en el desarrollo de sus armas nucleares. Entre los años 50 y 60 los expertos israelíes participaron en el programa para la creación de la bomba nuclear francesa y la parte israelí recibió los datos obtenidos en el transcurso de las pruebas nucleares francesas en el desierto del Sáhara entre 1960 y 1964.
Además, Francia ayudó a Israel a establecer una base para la producción de plutonio apto para armas. Según un acuerdo secreto franco-israelí firmado en 1956, los franceses construyeron en Dimona (desierto de Negev, a 120 kilómetros al sureste de Tel Aviv) el reactor IRR-2 con una capacidad eléctrica inicial de 26 MW. Este reactor fue construido en 1963 y modernizado en los años 70, haciendo que su capacidad eléctrica aumentara hasta un rango de entre 75 y 150 MW. Como resultado, la producción de plutonio para armas nucleares aumentó de entre 7 y 8 a 20 o 40 kilogramos por año.
Producto de su más de medio siglo de programa nuclear, Israel tiene ahora una amplia gama de vehículos de lanzamiento de armas nucleares, y un arsenal nuclear de tamaño considerable para los estándares regionales.
Estrategia nuclear
El hecho de que Israel posea armas nucleares implica que, por ende, tiene una estrategia nuclear. Sin embargo, nunca lo ha declarado. Se podría decir que esta estrategia se basa en los siguientes principios:
El arsenal nuclear de Israel está pensado principalmente para disuadir a adversarios potenciales. Parece claro que las enormes ventajas geopolíticas y demográficas (y potencialmente militares) de los países árabes y musulmanes que rodean a Israel, hacen que Tel Aviv considere imperativo su dependencia de las armas nucleares, lo cual es una garantía de seguridad.
Las armas nucleares son consideradas por Tel Aviv como un último recurso. En el caso de un ataque nuclear contra Israel (o si son afectados por otro tipo de armas de destrucción masiva) el arsenal nuclear 'sobreviviente' sería sin duda usado contra el agresor.
Sin un cambio fundamental a nivel oficial en la situación militar y estratégica en la región (y el mundo), Israel continuará con su política de silencio sobre la existencia de sus armas nucleares.
Parece que esta política tiene ciertos recursos militares y políticos, que Tel Aviv no va a perder. Israel está haciendo todo lo posible para evitar la aparición de armas nucleares en el arsenal de un potencial enemigo. Esto no excluye el uso de la fuerza, incluso violando las normas del derecho internacional.
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