Algunos valles marcianos habrían sido forjados por torrentes de agua de deshielo tras intensas nevadas.
El blog “Noticias de la ciencia y la tecnología”, ha expuesto recientemente los resultados de un interesante estudio sobre la formación de algunos valles en la superficie del planeta Marte. El estudio “Orographic precipitation in valley network headwaters: Constraints on the ancient Martian atmosphere”, publicado por la “Geophysical Research Letters”, aborda el intrigante tema de la procedencia de los torrentes de agua que surcaron la superficie del planeta rojo en el pasado, algo que aún genera incertidumbre en la comunidad científica.
Gracias a la abrumadora información recopilada tras décadas de observación con diversas sondas y vehículos exploradores en Marte, se ha llegado a concluir que en un pasado lejano, parte de la superficie del planeta rojo estuvo cubierta de agua. El origen de esa agua ha enfrentado dos posiciones científicas, la primera sostiene que esa agua líquida ha emergido del subsuelo marciano. En tanto una segunda posición sostiene que esta se habría precipitado en forma de lluvia o nieve.
Precisamente la teoría de la precipitación, tal cual se da en nuestro planeta, se ha consolidado en el último tiempo y adquiere mayor apoyo en base a los reveladores datos aportados por el nuevo estudio desarrollado por Kathleen E. Scanlon, James W. Head y Jean-Baptiste Madeleine, de la Universidad Brown, en Providence, Rhode Island, así como Robin D. Wordsworth de la Universidad de Chicago en Illinois, y François Forget del Instituto Pierre Simon Laplace de París.
Los cuatro valles
Los investigadores identificaron cuatro lugares donde se encontraron redes de valles a lo largo de cordilleras o en el borde elevado de cráteres. Tras una serie de análisis, los científicos concluyeron que al menos estos cuatro valles localizados en diferentes lugares de Marte son el resultado de la erosión producida por las corrientes de agua líquida resultante de la precipitación de agua procedente del deshielo de nieve.
Los investigadores utilizaron un modelo para simular el movimiento del viento en la superficie marciana a partir de la combinación de gases que se cree formaban la primitiva atmósfera del planeta (mucho mas densa que la actual). Posteriormente, desarrollaron un modelo de precipitaciones que en consideración al viento permitió determinar los puntos del planeta donde las precipitaciones habrían sido más probables. Coincidentemente, el modelo señaló que las precipitaciones fueron mayores precisamente en las cabeceras de las redes más densas de valles, lo que concuerda con el escenario de la escorrentía de agua proveniente de precipitaciones.
Se desprenden de este estudio valiosos antecedentes sobre el clima y la atmósfera del planeta rojo en el pasado, aquello da cuenta de sorprendentes similitudes entre estos antiguos paisajes marcianos y algunas locaciones terrestres, específicamente zonas con grandes glaciales y nevados valles cordilleranos.
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