Los avances en la robótica no sólo han permitido al ser humano mejorar su calidad de vida, sino que también han contribuido a la ciencia en distintas investigaciones. Una de las más conocidas es, quizá, la exploración del planeta Marte por parte de los ejemplares Curiosity (2012) y su versiones más antiguas:Opportunity y Spirit, enviados por la NASA en 2004.
Pero el espacio no es el único beneficiado por las ‘habilidades’ de los robots guiados por control remoto: los mismos han llevado la investigación arqueológica un paso más adelante, presentándose como la mejor opción para no intervenir dramáticamente zonas a explorar ni alterarlas demasiado con las técnicas tradicionales de exploración, como las excavaciones.
Recientemente, el drone Tláloc II-TC ayudó a los arqueólogos del Instituto Nacional de Arqueología e Historia de México a explorar el alcance de un túnel de aproximadamente dos mil años hallado en el Templo de la Serpiente Emplumada de Teotihuacan, una antigua ciudad mexicana ubicada en las cercanías de la capital de este país, que alguna vez fue considerada una de las ciudades más grandes del mundo. Colapsada por invasores extranjeros y revoluciones internas, Teotihuacan se ha convertido en una de las principales atracciones para los arqueólogos y turistas que visitan México.
Tláloc es un drone que se compone de tres sistemas robóticos diferentes. El más grande está a cargo de transportar los dos mecanismos más pequeños a través del túnel lleno de escombros. Una vez que llega a la cámara, un segundo vehículo se descomprime del primero y explora el espacio a partir de un escáner infrarrojo. Finalmente, el tercer y más pequeño de los artefactos, se despliega para capturar un video del lugar.
Las primeras investigaciones arrojaron algunos datos interesantes, como que el túnel fue construido antes del Templo de la Serpiente Emplumada y de la Ciudadela, estructuras que fueron escenario de diversos rituales relacionados con el mito de la creación; mientras que los túneles estarían relacionados con el concepto de Inframundo, llevando hacia cámaras funerarias.
“En un principio planteamos que seguramente en este lugar se realizaban rituales mediante los cuales los gobernantes adquirían la investidura para ejercer el poder en la ciudad, en el plano terrenal. El hallazgo de estos elementos, entre ellos un par de petates de cestería muy fina (materiales que no se habían registrado anteriormente en Teotihuacan), reafirma que personajes de alto rango, sacerdotes o los propios gobernantes, bajaban al túnel con estos fines”, dijo Sergio Gómez Chávez, director del proyecto.
Por otra parte, informes más recientes mostraron que no se trata de una solo cámara subterránea como se creyó al principio, sino que hay otras dos cámaras que se deberán explorar. Al respecto, Chávez dijo: “Los datos que obtuvimos mediante el escáner fueron importantes porque preveíamos la existencia de un gran espacio. Ahora ya sabemos que se trata de tres cámaras, el paso siguiente será tomar las medidas pertinentes para la remoción de los sedimentos y el relleno que fue colocado por los teotihuacanos, para bloquear este último tramo del túnel”.
Aún faltan espacios y muchos metros para que los investigadores puedan descubrir qué tipo de rituales y ofrendas se realizaban en este sector, pero con la ayuda de la tecnología y el conocimiento científico, el proceso será más acelerado.
Fuente: Discovery
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