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» » Cinco claves fundamentales para abandonar la adicción al cigarro

Alberto 23 jun 2013 0 No hay comentarios

Desistir de fumar necesita de tiempo y motivación. Se requiere de esfuerzo y ganas de querer lograrlo, pero lo fundamental es tener un objetivo y nunca dejar de intentarlo.

Si eres es un fumador, de esos que no puede dejar de vivir sin el aterciopelado humo de un cigarro, tienes muy claro que abandonar esta práctica es una tarea titánica. Quizás lo has intentado muchas veces sin resultados concretos, pero la rutina y las preocupaciones diarias te empujan una y otra vez al vicio.

Si has caído en esa inconsistencia o falta de motivación para dejar de fumar, no todo está perdido, ya que existe tiempo y claves fundamentales para conseguirlo. Sólo tienes que querer y hacer un pequeño esfuerzo, lo fundamental es tener un propósito y nunca dejar de proponértelo.

De partida, en la combustión del tabaco se producen millares de sustancias que son transportadas por el humo hasta los pulmones. Las sustancias que tiene el cigarro suman en su totalidad unas 4.000 y todas ellas son nocivas para la salud, pues actúan principalmente sobre el sistema respiratorio. La mayoría son absorbidas por el torrente sanguíneo y se esparcen por todo el organismo, provocando daños impresionantes.

Reconocer el problema

Lo principal es tomar conciencia y entender que si eres adicto a un vicio, como el cigarro, existe un problema. Muchas veces las personas no quieren terminar con el hábito de fumar y ceden ante la presión del ambiente que los rodea, por lo que lo intentan, pero sin el convencimiento necesario.

La motivación es clave, ya que no hay nada mejor para emprender un proceso como dejar el cigarro que la automotivación y tomar conciencia que el tabaco a la larga entrega más sufrimiento que placer.

Una vez que se logre asimilar como propia la intención de dejar el cigarrillo, existe una serie de recomendaciones para dejar esta dependencia tan nociva para la salud. Más que claves o recetas para dejar de fumar, estas son los armas necesarias para afrontar un proceso, sea cual sea la fórmula, para desecharlo definitivamente.
  1. Modificar los lugares que uno frecuenta: No es misterio que existen lugares donde la persona inconscientemente fuma más. Entonces, hay que hacer un mapeo de aquellos lugares y tratar de frecuentarlos lo menos posible para evitar el contacto con ambientes contaminados de humo o con personas que comparten el hábito.
  2. Evitar la ansiedad: Es necesario que la persona que quiere dejar de fumar reflexione sobre las situaciones o actividades en que se vuelve más ansioso, lo cual lo lleva a fumar para calmarse. Por ejemplo, un partido de fútbol del equipo favorito. La idea es identificar esa fuente de ansiedad y enfrentarlos sin la necesidad fumar.
  3. Realizar actividad física: Una de las prácticas más importantes para abandonar la necesidad de fumar es hacer deportes, ya que la actividad física propicia la necesidad de aire limpio y cuerpos descontaminados para rendir con efectividad. Si un adicto al cigarrillo siente que su organismo no le responde como quisiera, cuando se pone a trotar recién se da cuenta y empieza a tomar conciencia de lo perjudicial que es y el daño que les provoca.
  4. Introspección permanente: La persona que quiere dejar de fumar debe realizar una introspección de lo que le sucede y porque se ha convertido en un adicto. Respuestas a preguntas del tipo “¿Qué me pasa que soy adicto al cigarro?, ¿Qué ocurre que no me puedo controlar?”, son la clave para iniciar un proceso de desintoxicación del humo del cigarro.
  5. Claridad sobre los perniciosos efectos: Un adicto al cigarro debe tener en cuenta, por sobre todas las cosas, las consecuencias de su problema. Por ejemplo, que el consumo de derivados del tabaco es responsable del 30% de las muertes por ataque cardíaco; 85% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (bronquitis y edema); 25% de las muertes por accidentes cerebrovasculares; y 30% de las muertes por cáncer, donde se puede afectar los pulmones, la boca, la laringe, el esófago, el páncreas, los riñones, la vejiga, el cuello del útero, el estómago y el hígado.

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