Empresa de ropa de EE.UU usara solo gente guapa para vender sus productos

La cadena estadounidense de tiendas ropa Abercrombie & Fitch desata la polémica con su peculiar estrategia de 'marketing' de contratar solo a personas con buen aspecto físico para, según la empresa, atraer exclusivamente a clientes guapos.

Abercrombie & Fitch quiere que todos sus empleados y clientes sean guapos y delgados, un aspecto muy importante de la campaña de la empresa en el mercado mundial de ropa. El propio director ejecutivo de la cadena, Mike Jeffries, indicó en varias ocasiones en entrevistas a varios medios que su principal misión era conseguir que personas atractivas 'conectaran' entre sí. 

"Contratamos a gente guapa en nuestras tiendas. Los guapos atraen a los guapos, y queremos comercializar nuestros productos a la gente guapa", explicaba Jeffries en una entrevista al portal 'Salon' en la que también contó sin tapujos que no quieren llegar "a ningún otro tipo de consumidor". 

Asimismo, el director ejecutivo aseguró que esta estrategia es crucial para el éxito de la compañía. Pese a las crecientes críticas a la política de la cadena, en 2012 Abercrombie & Fitch, fundada en 1892, obtuvo unos beneficios netos de 237 millones de dólares (un 64,7% superiores a los del año anterior) y abrió varias tiendas en Europa. 

Por su parte, el escritor Robin Lewis señaló en una entrevista a 'Business Insider' que "a Abercrombie solo le interesa la gente que tiene vientres como tabletas de chocolate" y agregó que la firma tampoco "quiere que la gente que necesita tallas grandes compre en sus tiendas: quiere gente delgada y guapa”. 

Anteriormente, la cadena de ropa ya se había visto obligada a pagar multas en repetidas ocasiones por no respetar los derechos de sus empleados. La mayor fue una multa de 40 millones de dólares que Abercrombie & Fitch tuvo que pagar por discriminación de trabajadores de origen asiático, afroamericano y latino. 

En otro caso reciente, la compañía también se vio obligada a pagar una indemnización de 8.000 de libras (más de 12.000 de dólares) al ser declarada culpable de someter a acoso laboral a una joven empleada de una tienda en Londres que ocultaba su brazo protésico con la chaqueta, argumentando que "no encajaba con la política de imagen de la empresa".