A un joven de 16 años se le cayó elsmartphone en una charca particular en Meppen, Baja Sajonia.
Tras unas pesquisas, el joven localizó al dueño de la charca, Hans-Hermann Kremer de 52 años, al que le pidió con urgencia que buscara a un equipo de buzos para encontrar su teléfono. El joven comentó que el dinero no era un problema ya que su madre correría con todos los gastos.
Kremer consideró que era un plan absurdo y dio por finalizada la charla. Un error que le costaría muy caro ya que el joven no se iba a quedar de brazos cruzados.
El joven, junto con dos amigos, instaló dos bombas para desecar la pequeña laguna. Una idea bastante absurda ya que era un estanque de 80 metros de largo, 15 de ancho y casi dos de profundidad con 1.800.000 litros de agua.
Todo parecía un plan perfecto, excepto porque una de las gomas desaguaba directamente en un inodoro que había allí. Del pequeño WC empezaron a llover haces dejando todo el lago hecho una ‘mierda’, literalmente.
El suceso al final le va a costar caro a la madre del chico ya que Kremer los pilló con las manos en la masa y, a parte del desastre ambiental causado por los jóvenes (a causa de las heces), hay que sumarle unos daños valorados en 4.000 euros y un delito de robo de electricidad ya que conectaron el equipo a la red del propietario.
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