El misterio de la fruta milagrosa es revelado por la ciencia.
Jeff Ramsey es un Chef molecular que se dedica a crear platillos alucinantes en el restaurant Tapas Molecular Bar ubicado en el HOTEL Mandarin Oriental de Tokio.
Durante diciembre de 2006 le pidió a sus invitados que comieran una fruta rojiza con el aspecto de una cereza, y que saborearan la pulpa por dos minutos. Posteriormente, les pasó a cada uno un plato de toronja: ¡la cítrica fruta ahora tenía un sabor completamente dulce!
Richardella dulcifica es un extraño fruto –que crece en el oeste de África– llamado por muchos "la fruta milagrosa". Al parecer, tiene la extraordinaria capacidad de transformar cualquier comida originalmente ácida, en un sabor placenteramente dulce.
Hay que probar para sobrevivir.
¿Cómo funciona? Es una pregunta que se ha hecho el mundo científico pues actua como un alucinógeno para las papilas gustativas: cuando la pulpa toca la lengua, un limón saboreado hasta una hora después es automáticamente percibido como dulce.
Un grupo de científicos de las universidades de Tokio y de Borgoña analizaron el fenómeno, el cambio de sabores ocurre gracias a una proteína que se comporta de manera diferente según la acidez que muestre su entorno.
Miraculin (MCL) es el nombre de la proteína responsable del efecto.
A pesar de que miraculin no es dulce per se, cuando el ph de su entorno se hace más ácido, mantiene la cualidad de convertir estímulos ácidos en sensasiones dulces. Sin embargo, cuando el ph del entorno se hace menos ácido, la respuesta mágica disminuye.
Los mecanismos moleculares que permiten los efectos de MCL en las papilas gustativas aún no son revelados. Todavía es necesario aclarar qué cambios produce el pH, o nivel de acidez, sobre la estructura molecular del miraculin.
A pesar de ello, las cualidades de la milagrosa fruta podrían ser utilizados para desarrollar productos no calóricos favorables para pacientes de diabetes, o bien, para el tratamiento de la obesidad.
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