Los canguros rojos son formidables saltadores (pueden recorrer casi 9 metros de un solo brinco), pero cuando se plantan sobre sus cuatro patas, que es la postura que adoptan la mayor parte del tiempo, utilizan su cola como si fuera una quinta extremidad.
Es más, según un equipo de investigadores de distintas instituciones de EE. UU., Canadá y Australia, en esa posición les proporciona una mayor fuerza de propulsión que sus cuatro patas juntas.
“En realidad, lleva a cabo tanto trabajo mecánico como su cola como nosotros con una de nuestras piernas”, indica el profesor Maxwell Donelan, experto en Fisiología biomédica de la Universidad Simon Fraser, en la Columbia Británica, y uno de los firmantes del estudio.
“En un primer momento creíamos que utilizaban la cola como una especie de soporte o como si fuera un mástil sobre el que balancearse”, comenta Rodger Kram, del Departamento de Fisiología integrativa de la Universidad de Boulder, en Colorado, también coautor del ensayo.
En la locomoción humana, el pie que colocamos hacia atrás funciona como si fuera el acelerador en un vehículo, mientras que el que situamos delante actúa de freno, un sistema que, según recogen estos científicos en la revista Biology Letters, no es especialmente eficiente.
Por el contrario, comparan el movimiento de los canguros rojos, los más grades de todos estos marsupiales, característicos de Australia, con los de un skater que mantuviera un pie en el monopatín y se impulsase con el otro. “Sus colas poseen más de 20 vértebras; podríamos equipararlas a los huesos de uno de nuestros pies, del muslo y la pantorrilla”, apunta Donelan.
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