Se trata de un desorden neurológico bastante común, muchas veces sin diagnosticar, que se caracteriza por la necesidad incontrolable de patear y mover las piernas al intentar dormir, muchas veces acompañada de dolor. Al dificultar la conciliación del sueño suele causar fatiga y, a veces obliga al compañero de cama del paciente a buscar otro lugar para dormir sin interrupciones.
Los síntomas de esta enfermedad se presentan generalmente por primera vez durante la adolescencia e incluyen sensaciones de adormecimiento, hormigueo, quemazón o pinchazos en las piernas, especialmente al reposar en una cama o estar sentado. Se alivian sólo caminando o doblando las piernas. Ocurre con más frecuencia en mujeres, y en ocasiones aparece como efecto secundario de otra enfermedad, como la anemia o la neuropatía diabética. Consumir alcohol, tabaco y cafeína aumenta la severidad de los síntomas.
Para evitarlo, los especialistas recomiendan hacer estiramientos y masajes en los músculos de las piernas, reducir el consumo de cafeína, dormir con calcetines largos y darse una ducha caliente antes de irse a la cama.