Una no elige sus tacones por cómodos sino por sus poderes mágicos de embellecimiento. Ésa es la razón, la única. Las adoradoras de los tacones tenemos un poco la vocación de sufrientes, pero también sabemos de límites: nos las arreglamos para buscar uno o dos pares que puedan llevarse más allá de la cena, que sirvan para conseguir un taxi, ese tipo de cosas.
No estoy segura de si por proyección o por burlarse un poco de nosotras, el artista Leanie van der Vyver, en colaboración con el zapatero René van den Berg, creó Scary Beautiful, un par de tacones que, en efecto, asustan. El tacón está en la parte de adelante, lo cual impide pararse o caminar con las rodillas estiradas.
Cualquiera pensaría que los diseñadores de estos tacones no encontraron mejor pretexto para materializar su maldad sin límites, pero se trata más bien de un concepto que cuestiona, mediante la hipérbole, nuestro amor por los zapatos de tacón alto: exagerar para demostrar una postura, una con la que no termino de concordar, pero cuyo origen entiendo.
Los seres humanos juegan a ser Dios mediante el perfeccionamiento físico y metafórico de sí mismos. La belleza es el clímax comúnmente buscado, y eso permite a este proyecto explorar lo que yace más allá de la perfección. Scary Beautiful cuestiona los cánones actuales, impone un nuevo e inesperado estándar de belleza.
En el plano de la exageración y el ejemplo, estamos ante una pieza interesante. Estos tacones parecen instrumentos medievales de tortura. Por otra parte, la manera en que camina la modelo, cuando los lleva puestos, no es muy distinta del caminado de algunas, no lo podemos negar. Maldad provoca más maldad… y maledicencia.
Como concepto, hay que verlos y pensar en lo que proponen. No quedarían nada mal en esa novelita porno,Historia de O. Al amo de la protagonista le habrían interesado para una de sus sesiones de humillación y sado. Porque llevar unos tacones como estos constituye, de alguna manera, un proceso de animalización. Una deja de ser mujer y termina convertida en… ¿campamocha?
Fuente: monkeyzen.com
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