En un pueblo del centro de Inglaterra, con las sombras de la noche por cómplice, una misteriosa figura, ataviada como un payaso de cuentos -o de pesadillas- sale a interceptar a transeúntes desprevenidos. Rostro blanco, coronilla calva, peluca roja a los lados, cejas arqueadas, labios y nariz roja, traje bombacho en colores brillantes y osito de peluche bajo el brazo, escoge a su objetivo para… quedársele mirando fijamente.
Algunos se lo toman como una simple broma. Pero otros reaccionan aterrados.
Lo llaman “el payaso de Northampton”. Y es noticia desde el pasado viernes 13 -considerado en muchos países como día de “mala suerte”-, cuando comenzó a gastarle sus bromas a los residentes de esa localidad.
Sus aventuras, y las desventuras de quienes se han topado con él, circulan por internet. En su página de Facebook aparecen fotos de quienes lo han pillado en las calles desiertas.
El payaso comenta, pero pocas veces responde preguntas a su base de seguidores, que al cierre de esta nota contaba unos modestos 3.500 fans, junto a otros más significativos 150.000 “me gusta”.
Su presencia ha causado tanto revuelo en el pueblo, de poco más de 200.000 habitantes, que ha dado pie al surgimiento de otro personaje: el Boris, “el perseguidor de payasos”, quien promete darle caza.
INTENCIONES
La aparición del “perseguidor de payasos”, quien a la sazón porta traje azul de superhéroe forzudo y máscara, obligó al payaso de Northampton a pasar a la clandestinidad.
“Los veré muy pronto. Pero voy a mantener un bajo perfil por ahora”, escribió el payaso.
De esta manera pareció rechazar una oferta del “perseguidor” Boris para ponerse en el mismo bando.
“Si eres un payaso bondadoso (como tú dices), entonces debemos unir fuerzas y salvar a Northampton de toda la maldad y el peligro”, decía su mensaje.
Pero si se trata o no de un payaso amigable, es algo que nadie en Northampton puede asegurar a ciencia cierta.
Su identidad es un misterio y sus motivos son objeto de toda clase de especulaciones.
En una entrevista “exclusiva internacional” que el payaso le ofreció al periódico local Northampton Chronicle and Echo, el payaso aseguró que solo buscaba “divertir a la gente”.
“La mayoría disfruta de asustarse un poco, para luego reírse. Es como ver una película de terror: cuando la gente se asusta, generalmente empieza a reírse”, dijo al diario.
EL LADO OSCURO
La mayoría de los incidentes hasta ahora reportados por la prensa local relatan encuentros en los que el payaso simplemente se queda mirando fijamente a su “víctima”.
Según un informe no confirmado, una vez tocó el timbre de una casa, y ofreció a su dueña ayudarla a pintar los ventanales. La señora llamó a la policía.
Sin embargo, el payaso lo ha negado. Así como fotos de imitadores que pululan por la red. O que lleve un cuchillo encima.
Lo más cerca que ha admitido de estar del “lado oscuro” es su afición a las novelas de Stephen King. No es casual su estilo a lo Pennywise, el payaso.
“Yo no aterrorizo a nadie. Sólo quiero ser avistado”, respondió en Facebook a quienes lo han criticado, o incluso amenazado, por sus andanzas.
“Probablemente te asaltaría o te haría daño en serio si te viera. Nada personal”, dice una de las entradas en la página.
Sin embargo, otras tantas constituyen mensajes de apoyo. “No me gustan los payasos. Pero lo que estás haciendo por Northampton es calidad”, comentó uno de sus seguidores. “Personalmente, creo que es brillante”, dijo otro. “¿Podría contratarte por unas semanas? Quizás así mis hijos dejen de pelear entre ellos”, propuso un tercero.
Entretanto, es menos aun lo que se sabe del “superhéroe” que promete poner fin a su carrera de apariciones y miradas fijas: Boris, el perseguidor, es un personaje nuevo en esta trama, que por ahora parece un caso clásico de humor inglés, si bien llevado a algunos extremos.
El payaso promete “sorpresas” para finales de esta semana.
Northampton: prepárate.
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