Es tan brillante que podemos contemplarla sin ayuda de ningún instrumento óptico, incluso desde las ciudades.
La conjunción de Júpiter, Mercurio y Venus, como se observará el 26 de mayo
Durante algunos días será posible ver una conjunción planetaria a la puesta del Sol. Las conjunciones planetarias son el resultado del acercamiento aparente de varios planetas en una pequeña región del cielo. En este caso hay que mirar hacia el oeste. Justo al ocultarse el Sol y por encima de él, en el crepúsculo, se podrá ver una estrella muy brillante, la más brillante del cielo. Se trata del planeta Venus. Justo arriba de Venus y a la izquierda, otra 'estrella' brillante, en esta caso algo más apagada: es el planeta Júpiter. Si tomamos de nuevo la referencia de Venus, encima luce otra 'estrella', de brillo inferior; es el escurridizo planeta Mercurio, muy difícil de ver durante todo el año pues siempre se encuentra muy pegado al Sol y es deslumbrado por su brillo.
Las conjunciones planetarias son acontecimientos que podemos ver sin ningún tipo de ayuda óptica, incluso desde las ciudades, aunque exista contaminación lumínica, que hace que las estrellas se oculten y apenas veamos alguna que otra. Sin embargo, lejos de las grandes urbes, el cielo no contaminado por la luz parásita que se proyecta hacia arriba, en un desmedido derroche de dinero y luz, se oscurece, pudiendo contemplar miles de estrellas a simple vista y millones con unos sencillos prismáticos. Cada dos años, se pueden ver conjunciones planetarias entre dos o tres planetas, cuatro planetas en conjunción es muy difícil de ver. El viernes 13 de mayo de 2011, se produjo un acontecimiento de este tipo entre los planetas Júpiter, Venus, Mercurio y Marte.
La conjunción entre Júpiter, Venus y Mercurio que tiene lugar actualmente, comenzó hace unos días, pero aún estos planetas tendrán que aproximarse mucho más entre ellos. Júpiter al estar más lejos del Sol que Venus y Mercurio se desplaza muy lento en el cielo, en su órbita alrededor del Sol lo hace a 13,2 km/s y parecerá estático en el firmamento, mientras que Venus que se mueve a 35,4 km/s y Mercurio que lo hace a 48,0 km/s, serán los planetas cuyos movimientos notemos más acentuadamente.
En estos momentos, los tres planetas están alineados, pero se irá perdiendo la alineación a medida que avanza el tiempo y formarán un triángulo cuando Mercurio y Venus se aproximen a Júpiter. En los crepúsculos del atardecer del día 26 y 27 de mayo, los planetas mostrarán su máxima aproximación entre ellos, incluso se podrán ver los tres, dentro del campo de visión de unos prismáticos. A partir del día 27, los planetas se dispersarán, no obstante el 28 de mayo, Venus pasará a tan sólo 1 grado de Júpiter (1 grado es el doble del tamaño de la Luna llena), produciéndose un acercamiento insólito entre los dos planetas más brillantes del cielo. Es una oportunidad para aquellos que jamás han visto planetas a simple vista y contando con el siempre huidizo Mercurio, cuyas apariciones más cómodas en el cielo, se restringen a unas 6 veces al año, bien al amanecer o al atardecer. Ahora tenemos una magnífica referencia para encontrarlo; los brillantes planetas Venus y Júpiter.
Un lugar elevado y despejado.
Las conjunciones planetarias no son muy corrientes entre los planetas gigantes. Las que hay entre Júpiter y Saturno se dan cada 20 años, aunque las de Júpiter y Venus casi todos los años, en ocasiones hasta tres veces o ninguna; las de Venus y Mercurio, entre una y cuatro veces al año, debido a que son los planetas más próximos al Sol, sus órbitas son más pequeñas y sus velocidades las más rápidas, por lo que las posibilidades de que se acerquen aparentemente en el cielo son las mayores del Sistema Solar. Las próximas conjunciones planetarias entre Urano y Neptuno, que son las menos frecuentes, serán para los años 2165, 2336, 2509, 2680, 2853…
Malos augurios.
Las conjunciones planetarias en la historia y según las creencias de muchos pueblos, han sido señales de malos augurios, aunque no siempre. La estrella de Belén que marcó el camino de los magos hasta el pesebre donde nacería Jesucristo, es aún un misterio, tal vez un acontecimiento celeste que todavía no ha sido descifrado. La incertidumbre radica en la fecha del nacimiento de Jesucristo, aunque por referencias bíblicas, es muy probable que lo hiciera en el año -6 o -7. Por aquella época un acontecimiento singular acaeció en el firmamento:
En el año 7 a.C. ocurrió una conjunción planetaria nada habitual, Júpiter se paseó casi justamente por delante de Saturno, hasta en 3 ocasiones en poco tiempo, en la constelación de Piscis. Los magos interpretarían este hecho como: un gran rey (Júpiter) de Justicia (Saturno) nace entre los judíos (Piscis). Se esperaba la llegada del Mesías, según los profetas, y estos signos indicaban que el hecho estaba ocurriendo, al menos para los magos de oriente.
Otro fenómeno que confundimos con las conjunciones planetarias, son las alineaciones planetarias. Este fenómeno es aún mucho más raro, ya que varios planetas del Sistema Solar deben estar perfectamente alineados, con respecto al Sol, uno detrás de otro. La conjunción planetaria es una imperfecta alineación, que se proyecta en el cielo de forma que vemos a los planetas muy próximos.
Se ha escrito mucho en referencia a las alineaciones, casi todo es sobrecatástrofes en nuestro planeta, provocadas por estas alineaciones. Pero nada de eso es cierto. Si todos los planetas se alinearan, no ocurriría en la Tierra catástrofes naturales: terremotos o grandes erupciones volcánicas, maremotos... Tampoco saldría la Tierra de su órbita, es más, si este hecho ocurriera, la fuerza de gravedad de todos los planetas juntos sería unas 10.000 veces inferior a la gravedad que ejerce la Luna sobre la Tierra. Es decir, no pasaría nada. En cualquier caso los fenómenos celestes son aprovechados por muchos especuladores. Ni tan siquiera hubo una alineación planetaria tal y como se pronosticaba para el 21 de diciembre del pasado año, con el fin del mundo que algunos decían vaticinar los mayas. Al escribir alineación planetaria en Internet, aparece el fin del mundo de los mayas y la alineación que no ocurrió y que se sabía evidentemente que no ocurriría, no es más que el aprovechamiento de los catastrofistas.
En realidad una alineación planetaria de todos los planetas es imposible que ocurra y el motivo es que los planetas giran alrededor del Sol casi en el mismo plano. Si pusiéramos todos los planetas en fila, no podríamos pasar por el centro de ellos una línea recta que atravesara a todos, ya que sus órbitas están levemente inclinadas las unas con respecto a las otras, es decir, que al ponerlos en fila, unos estarían más altos y otros más bajos.
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