Cuando cambia el horario, es relativamente habitual que provoque alteraciones de sueño, dificultad para levantarse por las mañanas y cansancio. Sin embargo, algunas personas también pueden ver su estado de ánimo alterado, lo cual se debe a que el cerebro necesita de cierto tiempo para modificar el reloj biológico.
De acuerdo con el doctor Carlos Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN), normalmente se necesitan entre tres y siete días para que nuestro cerebro se ajuste, por lo que volver al día a día puede significar más dificultades de adaptación cuando cambia el horario.
Las funciones de nuestros órganos más importantes dependen de la fabricación y secreción de hormonas vinculadas directamente con los ciclos de vigilia y sueño: cortisol y melatonina.
De tal modo que cuando cambia el horario y se adelantan los relojes una hora, se produce una desincronización entre los ritmos internos y los ambientales.
El comienzo de la secreción de melatonina se produce al caer la tarde, aproximadamente a las 19 horas, y su máxima producción se registra entre las 2 y las 6 de la mañana. Al despertarnos con la luz del día, el nivel de cortisol ya está en alza para activarnos.
Si bien a la mayoría puede tomarnos apenas algunos días volvernos a ambientar, el cerebro de ciertas personas que sufren cefaleas,epilepsia o algún trastorno del sueño, puede tomarles más tiempo y algunas cuantas complicaciones para lograrlo.
Desafortunadamente, debido al actual ritmo de vida que es estresante, mucha gente padece migrañas e insomnio, por lo que pudiera convertirse en un tema de salud pública si no se corrige el estilo de vida.
Al respecto, neurofisiólogos del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, España, recuerdan que existen tratamientos que implican el uso de cronobióticos, capaces de acelerar la sincronización de nuestro sistema circadiano con el ambiente y nuevo horario, entre los que se encuentran la fototerapia y la melanina.
Por lo anterior, cuando cambia el horario, se recomienda Intentar, en la medida de lo posible, mantener regularidad en los horarios de alimentación y sueño para afrontar de manera progresiva y natural, así como evitar consumo de cafeína, alcohol y tabaco, los cuales son estimulantes para tu cerebro.
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