Uno de los científicos que participó en el Proyecto Manhattan emitió radioactividad durante toda su vida tras sufrir un accidente en 1944
El plutonio es el elemento más radioactivo de todos los que se encuentran en la tabla periódica. La exposición a una pequeña cantidad de este elemento artificial que se obtiene irradiando uranio con deuterio puede ocasionar todo tipo de cánceres y la muerte en un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, tal y como descubrimos en el blog “Yorokobu”, existió un selecto grupo de hombres que, a pesar de verse expuestos a este peligroso material, salieron indemnes de la experiencia. Se trata de 26 investigadores del Proyecto Manhattan, con el que Estados Unidos desarrolló las primeras bombas atómicas, y que trabajaron en la obtención de los diez kilos de este peligroso elemento que formaron parte de la bomba que destruyó Nagasaki.
A pesar de las grandes medidas de seguridad con las que manipulaban el plutonio, todos recibieron altas dosis de radiación, por lo que comenzaron a ser conocidos como los miembros del club “UPPU”, acrónimo de “you pee plutonium (tú meas plutonio)”.
Theodore Magel, uno de los miembros de este particular club, sufrió en 1944 un desafortunado accidente que debería haberle costado la vida y del que milagrosamente, salió indemne. Mientras manipulaba una pieza de plutonio encerrada una vitrina aislada a través de unos guantes a prueba de radiaciones, se pinchó con una aguja, con tan mala suerte que atravesó el guante y una pequeña bolita de plutonio se le quedó incrustada bajo la piel.
Tras el accidente, todo indicaba que lo más probable era que Magel muriese entre estertores, incapaz de digerir alimentos tras la aniquilación de las células de su intestino delgado a causa de la radiación. Sin embargo, el científico no presentaba ningún síntoma. Los médicos del Ejército estadounidenses decidieron someter a Magel a un estricto seguimiento durante el resto de su vida para determinar los efectos de la radiación en su cuerpo. Durante los siguientes 64 años, el científico expulsó pequeñas cantidades de plutonio a través de su orina, hasta su muerte en 2008 a la edad de 89 años.
Del mismo modo, el resto de miembros del club “UPPU” fallecieron a edades más avanzadas y con mejor salud que muchos de sus colegas de otros departamentos científicos del Ejército, a pesar de haber recibido radiaciones que oscilaban entre el equivalente a las correspondientes a 10.000 y 100.000 radiografías de tórax, suficientes para matar a una persona. Eran, sin duda, unos tipos duros y a prueba de bombas atómicas.
Fuente: http://www.abc.es
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