Millones de personas encenderán el televisor esta tarde (hora española) para ver uno de los mejores partidos de fútbol a día de hoy: el Bayern de Múnich - FC Barcelona. Uno de los muchos individuos que no se perderán ni un detalle de lo que pase en el Allianz Arena en el partido de ida de las semifinales de la Champions League será Pep Guardiola, el gran protagonista ausente del encuentro.
En Nueva York, donde reside junto a su familia hasta que dentro de unos meses viaje a Alemania para empezar a ejercer de entrenador del Bayern de Múnich, Guardiola encenderá la tele para seguir todo lo que suceda entre los dos equipos que colman su corazón y su cabeza. El dilema no será nada fácil para un Pep de sangre azulgrana pero con contrato muniqués.
'Més que un entrenador'
Y es que Guardiola es uno de los mayores exponenetes a nivel mundial en la actualidad de lo que quiere representar el Fútbol Club Barcelona. La idea de 'més que un club' la exterioriza a la perfección un Pep que ha sido todo un ejemplo a seguir tanto fuera como dentro del campo desde que empezara a vivir los partidos en el banquillo, en la labor de entrenador.
Más allá de sus deslices con sus jugadores, con la prensa o incluso con los banquillos, la sensación general que dejó Pep en Can Barça es la de que se puede disfrutar de la victoria sin ofender al derrotado, la de que se puede aguantar la presión mediática de una sociedad que busca las cosquillas para sacar los trapos sucios y, también, la de que se puede saber perder con elegancia y sin dramatizar.
Del mismo modo, el barcelonismo está marcado a fuego en el corazón de un Guardiola que mamó de 'azulgranismo' desde pequeño. Pasó por todas las categorías inferiores del club hasta llegar a debutar con el primer equipo. Con mucho esfuerzo se hizo un hueco en el medio del campo, pasando a ser titular indscutible durante la mayor parte de su carrera deportiva.
Sin embargo, este flechazo eterno entre Barcelona y Guardiola puede romperse momentáneamente por primera vez esta noche, por culpa del Bayern de Múnich. El equipo bávaro será el próximo destino de Guardiola, por lo que sería también lógico que hiciese público su deseo de victoria de los germanos.
Empero, la prudencia ha llevado a Guardiola de nuevo a no meterse en camisas de once varas. El de Sampedor anunció que no daría ruedas de prensa ni haría ningún comentario en público relativo a su vida hasta que no empezara a desempeñar su función en el Bayern. Así, es imposible saber realmente a quien apoya esta vez un Pep Guardiola que, pase lo que pase, tendría un motivo de celebración.
Eso sí, si pasa el Bayern de Múnich a la final, además de la trsiteza de ver eliminado a 'su' Barça, al bueno de Pep se le complicaría el futuro aún más, pues empezaría la temporada que viene con un listón casi inigualable, una vez que los bávaros han ganado la Bundesliga a falta de seis jornadas para el final y están en la final de la Copa de Alemania.
Corazón o cabeza. ¿Quién ganará el pulso? Imposible predecir el final de esa batalla interna de Guardiola. Pase lo que pase, nadie lo sabrá; quizá nunca. Pep volverá a disfrutar y a sufrir en silencio, sin airear los problemas que a nadie deberían interesar.
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