La actividad sísmica que ha tenido lugar en California en las últimas semanas ha alertado a toda la comunidad científica.
Los 200 temblores que han sacudido la zona de Bombay Beach podrían ser la antesala de la ruptura de lafalla de San Andrés, un evento geológico potencialmente devastador, más en un país con una economía que depende directamente de los sistemas de telecomunicaciones.
Con todas las miradas puestas en California, los investigadores han descubierto un nuevo tipo de terremoto cuyo epicentro se sitúa más de 24 kilómetros de profundidad. Estos temblores no pueden ser detectados por los sismógrafos tradicionales, pero podrían tener un impacto todavía más destructivo que los terremotos convencionales, sobre todo si agitan la gran falla de San Andrés.
Hasta ahora, se pensaba que la actividad sísmicaen el sur deCalifornia se producía, como máximo, entre 19 y 24 kilómetros de profundidad. Más abajo está el manto de la Tierra, una capa geológica tan caliente que la roca no es sólida sino que se convierte en magma, un material viscoso que se creía incapaz de producir seísmos.
Sin embargo, un equipo de Caltech en Pasadena ha detectado pequeñosterremotos en la fallaNewport-Inglewood, a más de 24 kilómetros de profundidad, con ayuda de los detectores y sensores más potentes del mundo. Esta zona geográfica es donde tuvo lugar en 1933 un terremoto de magnitud 6,3 en la escala Richter que se cobró la vida de 115 personas en Long Beach.
Los investigadores empezaron a buscar terremotos más profundos después de los temblores del 2012 que agitaron el Océano Índico frente a la costa de Sumatra. Fue el más grande de este tipo y ocurrió en una falla de desgarre, es decir, del mismo tipo que la de Newport-Inglewood o San Andrés.
Según el Instituto Sismológico de EEUU, las probabilidades de que haya ungran terremoto (más de 7 en la escala Richter) han aumentado en los últimos días hasta el 1%, cuando lo normal es de 0'001%. “Cada vez que hay actividad significativa cerca de la falla de San Andrés, los sismólogos se ponen nerviosos” dice Thomas Jordan, director del Centro de Terremotos de California, a Los Angeles Times.
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