Fue diseñado por el arquitecto británico Norman Foster, constructor de las terminales de Pekín y Hong Kong, y el mexicano Fernando Romero, yerno del magnate Carlos Slim
El Gobierno mexicano aseguró hoy que Ciudad de México tendrá un aeropuerto vanguardista, a la altura de los más avanzados del mundo, que incorporará los símbolos del país, los colores vivos y las tecnologías verdes.
El proyecto, que aspira a convertirse en un modelo para futuras terminales aéreas, fue diseñado por el arquitecto británico Norman Foster, constructor de los aeropuertos de Pekín y Hong Kong, y el mexicano Fernando Romero, yerno del magnate Carlos Slim.
El diseño, elegido por unanimidad entre ocho propuestas de igual número de consorcios, es futurista y monumental, cuenta con tecnología sustentable para las próximas décadas y amplios espacios para el comercio.
La nueva terminal tendrá seis pistas y permitirá el tránsito de 120 millones de pasajeros anuales, cuatro veces más que la capacidad del actual aeropuerto.
La magna obra, que requerirá una inversión pública superior a los 9.000 millones de dólares, sustituirá al actual aeropuerto de la ubre, inaugurado en 1929, que está al límite de su capacidad a pesar de que en las últimas décadas fue remodelado y ampliado.
En la presentación del proyecto, el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, explicó que "se trata un proyecto transexenal", ya que su Administración (2012-2018) "no tendrá tiempo suficiente para poner en operación el nuevo aeropuerto internacional".
Lo "importante es que México cuente con un aeropuerto de clase mundial", afirmó Peña Nieto, quien añadió que esta decisión se tomó con sentido de responsabilidad y no con miras de corto plazo.
El mandatario precisó que en una primera fase se construirán tres pistas para movilizar a 50 millones de pasajeros anuales y en la segunda alcanzarán los 120 millones de usuarios.
Durante la construcción de la nueva terminal en un terreno de 4.430 hectáreas, propiedad del Gobierno federal y aledaño al actual Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM), se generarán 160.000 empleos y se contratarán cientos de pequeñas y medianas empresas, indicó.
El arquitecto británico Norman Foster dijo que si bien el diseño se apoya en la experiencia de varios proyectos monumentales en el mundo, aseguró que "no habrá nada que se le parezca en el mundo".
Por su parte, el arquitecto Fernando Romero resaltó la incorporación de símbolos de México en la obra, en particular, el águila y la serpiente.
El proyecto también está inspirado en la monumentalidad de la arquitectura mexicana, afirmó.
Además, será un aeropuerto verde: tendrá 24 plantas de tratamiento de aguas, un sistema de procesamiento de residuos y otro de ventilación natural, todo con el propósito de "rescatar una zona degradada" y densamente poblada.
En las inmediaciones de la nueva terminal se creará una red de transporte metropolitano, que será impulsada por los gobiernos federal, del Distrito Federal y del Estado de México.
En 2002 el entonces presidente Vicente Fox (2000-2006) intentó construir un aeropuerto alterno al de la capital en la localidad de San Salvador Atenco, en el central estado de México.
Una ola de protestas violentas de los campesinos de San Salvador Atenco que rechazaban la expropiación de sus tierras para la construcción del aeropuerto obligó al Gobierno federal a cancelar el proyecto.
El sucesor de Fox, Felipe Calderón (2006-2012), optó por la construcción de la terminal 2 del aeropuerto capitalino, inaugurada en noviembre de 2007, y requirió una inversión de 8.596 millones de pesos (655 millones de dólares), lo que permitió alargar unos años la operación del AICM.
Sin embargo, en siete años el aeropuerto alcanzó el límite para movilizar 32 millones de pasajeros y llevar a cabo 393.000 operaciones anuales, lo que llevó al Gobierno de Peña Nieto a buscar una solución de más largo plazo y sin recurrir a una expropiación de tierras.
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