Según la crónica de aquella tragedia que apareció en el periódico L’Avenir de Kinshasa: “El rayo mató de golpe a 11 jóvenes jugadores de entre 20 y 35 años que disputaban un partido de fútbol. Los atletas de Basanga curiosamente salieron indemnes de la catástrofe”.
Como no podía ser de otra manera en un país africano, las acusaciones de brujería no tardaron en aparecer: Kasai, la región en la que se disputaba el partido es famosa por el uso de hechiceros para perjudicar al rival. Una posibilidad remota es que los jugadores locales, los fallecidos, llevaran tacos metálicos en sus botas, lo que explicaría la mayor conductividad de la descarga eléctrica en sus cuerpos, pero parece que no fue así.
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