Crear vida a partir de la muerte es el objetivo de una empresa en México que ofrece servicios fúnebres marinos, para que las cenizas del fallecido descansen flotando en una urna biodegradable o reposen eternamente en un arrecife en el fondo del mar.
Todo surgió cuando la madre de uno de los socios, Eduardo Patiño, le pidió que cuando muriera echara sus cenizas al mar y él no encontró ninguna forma de hacerlo de un modo elegante y simbólico.
Fue entonces cuando se les ocurrió crear esta empresa, que ya tiene cuatro años de experiencia, aunque descansar eternamente en el mar sea precisamente barato.
Una urna biodegradable puede costar unos 2.315 dólares, y entre 50 mil y 70 mil reposar en un arrecife marino.
Así, realizan "uno o dos" servicios de urnas al mes y los de arrecifes "cada cuatro o cinco meses", explicó Bornacini.
Eso sí, realizan con mucho esmero y respeto cada servicio, ya que les costó "mucho trabajo por todo el tema de los permisos", que tuvieron que ir acompañados de numerosos estudios sobre el impacto ambiental y las especies que ahí viven.
Todos concluyeron en que no había impacto negativo, dijo Bornacini, ya que las urnas al ser biodegradables "no contaminan" y de las cenizas "lo que quedan son restos de calcio y carbono y en el fondo lo que haces es enriquecer la tierra".
En cuanto a los artefactos contenedores que se instalan en el fondo marino, esperan que en un futuro sean generadores de vida convertidos en arrecifes.
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