Esta vez no se trata ni de meteoritos, ni de cambios climáticos ni de ningún otro fenómeno de carácter natural. Los responsables, en este caso, somos los humanos. El ser humano ha abocado a la Tierra a su sexta oleada de extinción masiva.
Así lo atestiguan la mayoría de los científicosen un amplio estudio de varias universidades lideradas por la University College London (Reino Unido), las universidades de Stanford y California en Santa Bárbara (EEUU) e instituciones científicas de distintos países que recoge la revista Science.
En él, se pone de manifiesto el hecho evidente de que la biodiversidad actual del planeta está en serio peligro. Se han extinguido (desde el año 1500) más de 320 vertebrados terrestres y de las especies que sobreviven, su población ha disminuido una media de un 25%. Los invertebrados corren idéntica suerte.
Estamos ante los primeros pasos de la sexta oleada de extinción biológica en masa del planeta, en el que los insectos, arañas o gusanos, tan importantes en nuestra vida diaria (como en la polinización, el control de plagas de los cultivos o la descomposición y el ciclo de los nutrientes) han sufrido un descenso tal que su pérdida y deterioro no hacen sino atestiguar la preocupante situación en la que nos encontramos.
Esta pérdida en el número de invertebrados se debe, sobre todo, a la alteración del clima a escala global y a la pérdida de su hábitat. Su merma en número pone en peligro la capacidad de la naturaleza de proveer a los seres humanos de elementos que necesita para vivir.
“Nos quedamos impactados al descubrir pérdidas similares en los invertebrados a las de los animales más grandes, ya que se pensaba anteriormente que los invertebrados eran más resistentes. Aunque no entendemos completamente cuál será el impacto a largo plazo de la disminución de estos números, en la actualidad nos encontramos en la posición potencialmente peligrosa de perder una parte integral de los ecosistemas sin saber qué papel juegan”, afirma Ben Collen, líder del estudio.
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