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» » » ¿Qué pasa si se rompe un huevo bajo el mar?

Alberto 2 jun 2014 0 No hay comentarios



También te decimos cómo despegaría un avión en piloto automático.

Cualquiera que haya intentado cocinarse un huevo estrellado, sabe lo difícil que es mantener la yema perfecta. Al romperá la cáscara bajo el agua del mar, el interior del huevo mantiene su forma y flota tranquilamente.

Así se puede apreciar en este video que el Instituto de Bermuda para las Ciencias Oceánicas (BIOS) ha publicado para mostrar este experimento casero.

El huevo tiende a hundirse, porque es un poco más denso que el agua salada de esa zona, y asciende cuando el buceador genera una corriente de espirales ascendentes con su propio dedo.

Además, como la presión del agua es similar a lo largo y ancho de la superficie del huevo, este mantiene una forma esférica, así lo publica ABC.es.

Aparte de experimentos casi domésticos, el BIOS se encarga de estudiar y proteger la salud de los océanos, prestándole especial atención a los arrecifes y a los posibles efectos del calentamiento global. A pesar de su aspecto sencillo, los huevos de gallina son una "obra de ingeniería" que le permite a los embriones crecer en un medio seco, frío y hostil, como es el exterior, bajo la supervisión de la madre.

La cáscara les protege de agresiones físicas, pero al mismo tiempo permite que el oxígeno las atraviese. Dos láminas también tienen función protectora, alantoides y amnios, y una reserva líquida de nutrientes alimenta a la yema y la permite flotar y amortiguar los movimientos.


      


¿Es posible aterrizar o despegar un avión con el piloto automático?

Aterrizar sí; despegar no, responde el capitán Luis R. Ballina G., piloto comercial de una línea aérea mexicana. “Los aviones pueden aterrizar de forma automática en un ambiente de cero visibilidad, gracias a dos sistemas: uno en tierra, el ILS (siglas en inglés de sistema de aterrizaje por instrumentos), y otro en el avión llamado Autoland”. Estos sistemas permiten que el avión interactúe con el aeropuerto y aterrice aun cuando las condiciones del clima lo hacen muy peligroso o prácticamente imposible.

La mayoría de los aterrizajes se reali- zan de forma manual; el Autoland solo se utiliza en condiciones de visibilidad muy reducida”, aclara el capitán Ballina.

El Autoland consiste en una serie de receptores de radio conectados a las computadoras de vuelo. La función de este equipo es guiar con alta precisión al piloto automático por una ruta preprogramada para el descenso y aterrizaje de la aeronave. La base de esta guía son las señales que emiten radiofaros ubicados en tierra sobre la ruta de aproximación y en la pista del aeropuerto.

A partir de esas señales, las computadoras a bordo pueden determinar las desviaciones verticales y horizontales con respecto al centro de la pista seleccionada,
el ángulo de descenso y hacer las correcciones necesarias. Para el despegue, la historia es distinta, explica Ballina: “el piloto automático no puede despegar un avión, pues se requiere de una guía en tierra para llevarlo en trayectoria y no existe aún la tecnología para hacerlo.

Además, existen algunas circunstancias de emergencia que los equipos autopiloto no podrían resolver”.

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