El Mundial de Brasil 2014 está marcado en rojo en el calendario de Lionel Messi. Es el momento que definirá su carrera. Tiene 26 años, la misma edad en la que Diego Armando Maradona ganó en México 86. Esto obliga al jugador argentino a ganar este verano en Brasil si quiere estar a la altura de D10s. Messi lo ha ganado todo a nivel de clubes, pero le falta el Mundial para pasar a la historia. O eso se dice. ¿Pero es realmente necesario ganar un Mundial pasar a la historia como uno de los mejores futbolistas del mundo?
Finalizado el pasado siglo, varias asociaciones como la FIFA y la IFFHS eligieron a los mejores futbolistas del siglo XX. La eterna polémica entre Pelé -elegido en la votación oficial de FIFA y IFFHS como el mejor- y Maradona -el número uno para el público que votó en FIFA- no admite discusión en cuanto a su relación con el gran campeonato de selecciones, ya que ambos ganaron la Copa del Mundo. Pelé lo hizo en distintas etapas y repitió, algo que no pudo hacer Maradona pese a que lo tuvo muy cerca en 1990. Ellos son los dos grandes, los dueños de dos corrientes de opinión irreconciliables. Ambos triunfaron en la Copa del Mundo.
Sin embargo, Eusebio y Di Stéfano llegan a ocupar uno de los tres primeros puestos en estas clasificaciones sin haber ganado nunca un Mundial. De hecho, Di Stéfano nunca llegó a disputar una Copa del Mundo. Estuvo muy cerca de hacerlo con España pero se lesionó en un partido amistoso previo a Chile 1962. A pesar de todo, Di Stéfano está considerado por muchos como el mejor jugador de la historia.
Eusebio sí triunfó en el Mundial, y sin duda su excelente actuación en Inglaterra 1966 fue decisiva para que el público le eligiera como el tercer mejor jugador de la historia, pero no ganó el título.
En el caso de Cruyff su irregularidad le impide llegar al nivel de sus rivales, aunque estamos ante uno de los futbolistas más brillantes de la historia sin haber ganado tampoco un Mundial. Entre los jugadores que consiguen un lugar en los 15 mejores de las distintas clasificaciones encontramos casos como los de Best -sin mundial pero icono del Manchester United- o Puskas -miembro del mejor Real Madrid de la historia-, e incluso un inclasificable Roberto Baggio que se convierte en excepción a toda regla.
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