Rotundamente no. A pesar de que nadadores olímpicos como Michael Phelps admitan su práctica, una nueva investigación realizada por un equipo de científicos de la Universidad de Purdue (EEUU) ha determinado que el cloro que se utiliza para las piscinas puede ser potencialmente peligroso si se mezcla con la orina.
El estudio, que ha sido publicado por la American Chemical Society en la revista Environmental Science & Technology, explica que la combinación de cloro y orina puede dar origen a sustancias tóxicas que pueden causar problemas de salud.
A pesar de que añadir cloro al agua de las piscinas es la forma más común de matar los microbios que causan enfermedades, la acción de orinar en este agua hace que convirtamos una sana y veraniega actividad en un peligro potencial para nuestra salud.
Para llegar a esta conclusión los investigadores mezclaron el ácido úrico de la orina y el cloro; al cabo de una hora habían aparecido sustancias como las tricloraminas o el cloruro de cianógeno, que son liberadas al aire como un gas. Entre los efectos que puede acarrearnos la inhalación de estos y otros compuestos tóxicos se derivan problemas pulmonares, de corazón e incluso del sistema nervioso central.
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