Muchos mitos envuelven la existencia y localización del llamado punto G de los hombres, el lugar donde el placer masculino explota.
Para muchos el punto P no solamente está en el olvido sino que es inexistente, un tabú, prohibido tocar. Y es que el punto P no es otra cosa sino la próstata, un sitio altamente sensible pero que por prejuicios se ha convertido en algo innombrable. ¿Te atreverías a explorarlo?
Si eres mujer lee con atención porque ésta es información valiosísima si algún día tu pareja decide averiguar qué encierra el punto P. Si eres hombres, entérate y piénsalo, tal vez te estás perdiendo de un placer sin límite. Finalmente tú decides.
¿Dónde se localiza?
La próstata viene del griego prostates que significa "el que está primero", "el guardián" o "protector". Se trata de un órgano glandular que contiene células que generan parte del líquido seminal encargado de proteger y nutrir a los espermatozoides. Es ahí donde se localiza el punto P, ahí en la parte inferior del recto, encima del perineo y debajo de la vejiga.
La eyaculación masculina está constituida por los espermatozoides, los cuales vienen desde los testículos y se almacenan en las vesículas seminales. Durante la eyaculación, los testículos actúan con líquido de las vesículas seminales, pero particularmente con lo que se llama licor prostático.
La próstata es la que produce la mayor cantidad del líquido que se encuentra en la eyaculación, es por ello que una caricia en ese punto genera sensaciones eyaculatorias, pero sin eyaculación. El resultado, dicen los que los que lo han probado, es no solamente el clímax sino incluso la posibilidad de llegar a los multiorgasmos. Se trata de una zona con múltiples terminaciones nerviosas y altamente sensible al tacto.
¿Cómo se puede estimular?
Existen muchas formas, desde la autoexploración, hasta la estimulación interna o externa. Lo importante es permitírtelo y decirle a tu pareja que lo haga con mucho cuidado porque, al ser una zona tan sensible, puede lastimarte
La mayoría de los hombres que se atreven a localizar este punto inician con la autoexploración en la ducha. Primero sintiendo de forma externa la parte del ano y luego llegando a la próstata, se identifica porque es una bolita del tamaño de una nuez. Muy importante y no nos cansaremos de repetirlo. Aunque sea una autoestimulación debes utilizar lubricante, el jabón puede ayudar.
Estimulación en pareja
Puede ser de forma externa con masajes, caricias o sexo oral en la zona intermedia ubicada en el ano y los testículos. También existe la estimulación interna, que es aquella realizada directamente en la próstata a través del ano. Se pueden utilizar los dedos o juguetes sexuales, para los muy atrevidos.
Toma en cuenta que el ano es un esfínter, por lo que no es recomendable que la estimulación sea directa, sin una excitación previa. Primero es primordial relajarse y lograr que se dilate poco a poco la zona con movimientos circulares.
Sí, es repetitivo, pero hay que usar lubricante y condón en el dedo que se va a introducir. Nunca se debe forzar porque puede provocar un desgarre severo. Estimular el punto P durante el coito vaginal (misionero) o el sexo oral (digamos un 69), se incrementa el placer.
Fuera tabúes
El tema es polémico porque aún quedan mitos y prejuicios que invaden la sexualidad. Muchos varones piensan que buscar o estimular el punto P afecta su hombría y eso implica muchas ataduras al placer individual. El sexo responsable y consensuado entre adultos no tiene porque ser visto como algo sucio, pecaminoso o censurable. Permitirte descubrir zonas sensibles de tu cuerpo no tiene nada que ver con tu preferencia sexual y sí, no todos están listos para adentrarse en la exploración del punto P. Si tienes dudas, fobia o te agobia, ni te preocupes, existen muchas otras alternativas para pasarla delicioso en la cama. Ahora que, si se te antoja y quieres un gran orgasmo, ¡hazlo!, pero con cuidado.
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