La sumisión también es una parte del sexo, aunque a veces se piensa en él como una actividad ‘particular’. Y uno de los elementos más destacados dentro de esta práctica sexual es el collar, un símbolo de sumisión y control.
A la hora de comprar un collar de este tipo hay que tener en cuenta ciertas cosas, para que encaje perfectamente en lo que deseamos. Lo primero que debemos hacer es medir el collar. Para que este quede perfectamente adaptado debemos fijarnos en dos puntos muy importantes: medición y fijación.
Con una cinta métrica flexible, mediremos la circunferencia del cuello del sumiso alrededor de la parte más ancha. Esto normalmente será como medio palmo por encima de la clavícula. Hay que tomar nota de esta medida y compararla con los tamaños máximos y mínimos del producto seleccionado. Si la medida del cuello encaja cómodamente dentro de los tamaños que se indican, este es el collar perfecto.
Además, hay que tener en cuenta que la gama de collares de sumisión que se puede encontrar en el mercado es muy variada. Para comprar el más adecuado, hay que valorar el uso que le vamos a dar. Muchos eligen un collar para escenificar mucho mejor un juego de rol. Sea cual sea el motivo, debemos asegurarnos de que se ajusta a la escena y al estado de ánimo en general de los participantes.
Los collares conocidos como de esclavitud están hechos de goma o de cuero y tienen una hebilla o cierre de velcro en la parte posterior. Además, tienen una arandela que tienen en la parte delantera, y que nos permite acoplar esposas, correas o cuerdas para conseguir un encuentro mucho más sumiso.
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