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» » ¿Por qué no deja de haber guerra?

Alberto 11 sept 2013 0 No hay comentarios

Los países sencillamente tienen menos habilidad para pelear.


Mientras algunos investigadores argumentan que la guerra es un fenómeno en declive, un nuevo análisis sugiere que quizá estamos celebrando demasiado pronto.

El estudio sugiere que no hay ninguna tendencia que indique que las naciones quieran dejar la guerra atrás. De hecho, basta leer las noticias para saber que más bien, la actualidad demuestra todo lo contrario ¿o necesitamos mencionar una vez más a Siria, Irán, Líbano?.

Pero quizá la razón por la que los conflictos armados han disminuido en intensidad (si comparamos los conflictos actuales con las guerras mundiales la verdad es que todo resulta pequeño) radica más bien en la inhabilidad para pelear, más que la falta de incentivos para hacerlo.

Los imperios se han fragmentado. El mundo se ha divido en países más pequeños y más débiles que no pueden financiar una guerra a gran escala, expresa Bear Braumoeller, profesor de la Universidad de Ohio.

El análisis de Braumoeller, presentado en la reunión anual de la Asociación Americana de Ciencia Política, surge en respuesta al trabajo de Steven Pinker titulado Los Mejores Ángeles de Nuestra Naturaleza: Por qué ha disminuido la violencia.

El trabajo de Pinker sólo toma en cuenta el riesgo de muerte a causa de conflictos bélicos, pero la guerra es mucho más complicada que eso, expresa Braumoeller a EurekAlert1.

Si tomamos en cuenta que la población mundial ha crecido exponencialmente, podemos comprender que la variable no es válida, ya que no toma en cuenta estos cambios para sus estimaciones. Es por ello que Braumoeller propone analizar más bien la frecuencia de los ataques (no importa de qué magnitud) para comprender qué tan bélico es el ser humano.

Braumoeller utilizó la base de datos llamada Correlates of War Militarized Interstate Dispute para analizar dicho fenómeno. Contrario a la tesis de Pinker, su investigación reveló que el uso de la fuerza ha ido aumentando ligeramente desde la Primera Guerra Mundial.

Braumoeller también cree que tomar en cuenta las condiciones geográficas y militares de cada país es relevante, ya que ningún país entrará en guerra con otro si el oponente no es políticamente relevante.

Además, es poco probable que un país sudamericano, pequeño y débil, busque entrar en conflicto con un país africano pequeño y débil.

Así, al tomar en cuenta la cantidad de países y su relevancia política, los resultados que obtuvo no muestran ningún cambio en la tendencia del uso de fuerzas armadas a través de los últimos doscientos años.

Quizá los seres humanos seamos inherentemente bélicos, sólo que afortunadamente en la actualidad o no tenemos los recursos para entrar en una guerra de grandes proporciones, al menos como las guerra mundiales, o quienes poseen los recursos saben que de utilizarlos, se terminaría no sólo con el oponente (el caso de las armas químicas y biológicas) sino con ellos mismos. Así que la humanidad elige conflictos de menor escala, pero al final son guerras.

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