Arenas era soldado adscrito al Batallón Ricaurte de la Quinta Brigada con base en Bucaramanga, pero recibió la extraña herida cuando patrullaba en zona rural de Gamarra, César.
Según testigos, la patrulla a la que pertenecía Arenas adelantaba operaciones de control en la zona. En determinado momento, los uniformados llegaron hasta la orilla del río Magdalena y se sentaron a descansar. En ese momento, el encargado del Lanzador Múltiple de Granadas empezó a limpiar el arma, cuando se le accionó y disparó, con tan mala fortuna que el explosivo terminó en la humanidad de Arenas.
El informe de los soldados indica que la granada entró por la mejilla izquierda del soldado y se incrustó en la garganta, sin embargo, el elemento no estalló.
Arenas fue trasladado hasta el hospital de Gamarra y de allí a Aguachica, Cesar. Sin embargo, en este centro médico decidieron que lo más conveniente era llevarlo a la Clínica Chicamocha de Bucaramanga, donde había un cirujano de garganta que podría extraerle aquella cápsula de metal explosivo. No obstante, el soldado falleció en el camino hacia las 7:00 p.m entre El Playón y Rionegro.
Según hipótesis de expertos, la granada no explotó porque el detonador no se activó. Sin embargo, era imposible trasladar al soldado herido en helicóptero, porque la presión, a gran altura, causaría el estallido.
Anderson Arenas tenía 19 años de edad y era oriundo de Cúcuta, Norte de Santander.
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