Encuesta del Injuv muestra que mayoría son hombres y de estrato socioeconómico alto. No quieren tomar riesgos y antes de irse del hogar familiar buscan cumplir sus expectativas de ingresos.
Más años de escolaridad, tardía inserción en el mundo laboral y factores culturales que refuerzan el vínculo sanguíneo con la familia son algunos de los factores que explican que hoy los jóvenes chilenos continúen viviendo con sus padres hasta avanzada edad. Según la VII Encuesta de Juventud 2012, del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), a los 29 años, el 38% de los jóvenes sigue bajo el techo de sus padres; cifra que sube al 61% a los 25 años, edad en la que en teoría ya se ha terminado una carrera técnica o profesional y se ha ingresado al mundo laboral. La mayoría son hombres (81% contra 79% de mujeres) y de estrato económico alto.
Marcel Aubry, jefe del Departamento Estudios del Injuv, explica que el que los hijos se queden con los padres a mayor edad tiene que ver con la inserción al mercado del trabajo. “Se aprecia más en el segmento alto, que son los que más tiempo se quedan para formar un hogar propio. Hay casos que se quedan en la casa de los padres por otras razones, por ejemplo embarazo en la adolescencia, pero no es masivo. Antes de los 19 años eso es menos del 19%”, dice.
De hecho, al desagregar las cifras por estrato socioeconómico, el 81% de los jóvenes de 29 años pertenecientes al ABC1 no ha dejado su casa familiar. En el sector medio es 75% y 76% en el bajo.
Aubry cree que el que sigan bajo el alero de los padres, también tiene que ver con las altas expectativas de vida y exigencias que se hacen ellos mismos para independizarse. “A los 29 años tienen trabajo, pero las expectativas de niveles de ingresos son mayores y no se van hasta tener algo más seguro. Probablemente, no quieren tomar riesgos y antes de irse buscan cumplir sus expectativas de niveles de ingresos”, dice. A esto se suma la postergación del matrimonio, porque ya no se casan a los 24 años, sino a los 32 y, principalmente, porque la educación superior se extiende por más tiempo, ya sea debido al estudio de una segunda carrera o por los posgrados.
El 67% de los jóvenes de esta edad respondió que vivía con su madre, mientras un 56% dijo hacerlo con su progenitor. Para Alejandra Ramm, socióloga de la UDP, el peso de la familia biológica en Chile y en América Latina, en general, es muy fuerte en todos los grupos económicos. “En los de más bajo ingreso, las redes familiares son importantes para la sobrevivencia, porque ayudan con el cuidado de los hijos, cooperan con dinero y consiguen trabajo; pero en la elite, son fundamentales para mantener los privilegios”, asegura.
¿Por qué son más hombres? Al interior de la familia, es la mamá la que mantiene una relación diferente con el hijo mayor. “Hay mucha investigación que muestra que el hijo mayor hombre tiene más privilegios que el resto de los hermanos. Quedan excluidos de las obligaciones de la casa o se les sirve un mejor plato de comida. Esto explica la continuación de este apego cultural con la figura materna”, señala Ramm.
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