Llevan casi dos décadas esperando bajo tierra para lo que se podría describir como su gran bacanal. Esta primavera boreal, los insectos que surgen cada 17 años de forma masiva en Estados Unidos tienen una cita.
Durante años viven en el subsuelo, alimentándose de la savia de los árboles. Pero a los 17 años, cuando la temperatura del suelo alcanza los 18 grados centígrados y en cuestión de pocos días, toda una generación de millones de chicharras, o cigarras, sale en masa a aparearse en un ruidoso ritual que dura de cuatro a seis semanas y que ahora tiene en vilo al este de Estados Unidos.
Las primeras ya han empezado a surgir en Carolina del Norte y Virginia. El símbolo de su llegada son pequeños agujeros en la tierra por los que salen las llamadas "ninfas", que auguran la inminencia de la invasión.
"Una vez que emergen del suelo, cambian de piel y adquieren la forma adulta con la que vivirán tres o cuatro semanas. En ese tiempo, los machos vuelan haciendo sus sonidos a los que las hembras responden. Cuando se aparean, la hembra deja los huevos y muere y el macho trata de repetir la operación tantas veces como puede", explica por su parte John Cooley, de la Universidad de Connecticut.
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